Tuvieron que pasar diez meses entre la muerte de dos compañeros para que el agua desbordara los límites de la paciencia. Una plantilla acostumbrada a los abusos patronales diarios en este astillero asturiano, ubicado en una localidad como Xixón, lugar históricamente vinculado a la construcción naval, y a la lucha del proletariado de este sector por sus condiciones económicas. 

 

Hace diez meses murió un buzo realizando un trabajo submarino en uno de los barcos que estaban ya botados, en condiciones de seguridad bastante más que dudosas. Pero en aquel momento las falsedades y paletadas de tierra empleadas por la dirección de la empresa, unidas a las amenazas contra los trabajadores de plantillas y diversas subcontratas, sirvieron para callar las protestas y la tensión que se respiraba.

Meses después, y como muestra del ambiente existente en el último astillero gijonés, la revista “AtánticaXXII” (1) publicaba el 13 de mayo un estremecedor reportaje acerca de las condiciones laborales y de seguridad que imperaban en el astillero, de la represión laboral; situación similar a las de muchas empresas que se aprovechan de la situación de desempleo y necesidad a la que está sometida la clase trabajadora para aumentar las condiciones de explotación  y aumentar los beneficios.

Y como si el artículo fuera una oscura premonición, el 23 de mayo la inseguridad laboral asesina a otro trabajador en el mismo astillero. Un soldador que muere asfixiado después de llevar toda la jornada en un tanque cerrado, solo, sin ventilación y sin control de gases. La empresa intenta tapar el “problemilla” diciendo que el trabajador ya llegó enfermo al tajo, y que probablemente sufriera un ictus. La autopsia desvela lo que sus compañeros tenían claro: el trabajador murió asfixiado por falta de oxígeno en su puesto de trabajo.

El lunes estalla la chispa, los trabajadores se niegan a entrar a trabajar, cierran la puerta del astillero y tras una asamblea en plena calle se declaran en huelga indefinida y marchan por las calles de Xixón hasta el ayuntamiento. La consigna es tan cruda como real: “El astillero MATA”.

En la siguiente semana se suceden las concentraciones, con el apoyo de organizaciones obreras, sindicales y de izquierdas. Se suceden las manifestaciones, y los apoyos a los trabajadores se incrementan. El astillero permanece parado. La patronal, que en un primer momento no quiere ni recibir a los trabajadores, se encuentra entre la espada y la pared. En una factoría en la que no existen representantes ni Comité de Empresa, los trabajadores eligen en asamblea a sus delegados para negociar, que van a representar tanto a plantilla como a subcontratas.

El viernes los trabajadores fueron a la reunión con la dirección de la empresa. En esa reunión plantearon sus demandas de seguridad laboral y derecho de representación, tanto para empresa como para las contratas. Y la dirección aceptó todas y cada una de las condiciones. La huelga acababa, la victoria obrera es total.

Las lecciones aprendidas son sencillas: 

a) Cuando la masa obrera está unida por encima de categorías o subcontratas ninguna empresa puede resistir, por eso el primer trabajo patronal es la división de los trabajadores. 

b) La huelga sigue siendo la mejor arma del proletariado contra la burguesía. Porque quienes producen son los que pueden echar abajo los beneficios de los capitalistas.

Es lamentable que los trabajadores y trabajadoras tengan que llegar a pelear por condiciones básicas de seguridad que garanticen su vida. Más lamentable aún que tengan que estar en la cama de una morgue los cadáveres de nuestros hermanos para que se supere el miedo al que nos someten cada día. Miedo al paro, al hambre, a la emigración económica… un miedo que es natural, pero que los obreros deben romper para no seguir retrocediendo en sus derechos. Y para eso debemos trabajar los comunistas, para incrementar la conciencia de clase, y para fomentar la unidad obrera, que es la única que puede garantizar un cambio del sistema. Luchando, por que la lucha es el único camino.

Pablo

 

Fuentes:

(1) http://www.atlanticaxxii.com/2499/panico-en-la-ultima-empresa-naval-de-gijon

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