El capitalismo en su fase superior y última, el imperialismo, ha sentenciado a millones de seres humanos a la miseria e indigencia. La vorágine extractiva inherente al sistema capitalista ha generado fenómenos como el de la migración masiva. Millones de seres humanos son obligados a abandonar sus pueblos y familias en busca del sueño de conseguir mejores condiciones de vida. Lamentablemente, la clase obrera migrante encuentra en los países de destino una vida marcada por la explotación, la precariedad y la exclusión. Una opresión perpetuada por un sistema, el capitalismo, que solo tiene como objetivo la extracción de plusvalía para aumentar su tasa de beneficios.

La migración es el resultado de varios siglos de acumulación capitalista. Todavía hay quienes pretenden ocultar que la migración de las masas obreras es una consecuencia directa de la acumulación capitalista. El capital, en su lógica extractiva y de concentración, orienta los beneficios a centros y Estados que garantizan su defensa ante el proletariado y los pueblos colonizados, los llamados "países desarrollados". Para conseguir el objetivo vital de la existencia del capitalismo, ejerce explotación de los recursos materiales y humanos en los llamados "países subdesarrollados", llevando a estos países y sus habitantes a la más profunda miseria, quienes se ven obligados a migrar.

En este contexto, las y los migrantes no son meras víctimas pasivas, sino parte de la fuerza laboral que el capitalismo necesita para mantener su tasa de ganancia. Las trabajadoras y trabajadores migrantes son obligados a aceptar empleos precarios y mal remunerados, lo que permite a los capitalistas aumentar la explotación. La clase obrera migrante sufre una doble explotación: como trabajadora y como extranjera. La clase obrera migrante, en su mayoría excluida de derechos laborales y jurídicos, se ve obligada a ofrecer su fuerza de trabajo en condiciones de inferioridad, comparada con la clase obrera nativa. Esta condición no es accidental, sino que forma parte de la lógica capitalista de dividir a la clase obrera para debilitar su capacidad de resistencia.

La Federación Sindical Mundial (FSM) en la actualidad está presente en 130 países contando con unos 115 millones de afiliados. Surgida al finalizar la Segunda Guerra Mundial en 1945, la FSM es una federación de sindicatos y una de las organizaciones  sindicales internacionales más antiguas del mundo de carácter marxista.

Después del Congreso, el Consejo Presidencial es su más alto órgano de  representación, reuniéndose anualmente en alguno de los países donde tiene sindicatos afiliados. Este año, la reunión del Consejo Presidencial de la FSM se ha realizado en la ciudad de Hanói, Vietnam, durante los días 4 y 5 de marzo, participando en dicha reunión dos camaradas del PCPE, uno como Secretario General de la Unión Internacional de Sindicatos de Pensionistas y Jubilados de la FSM y el otro como representante del Comité Estatal de la FSM en España. A esta reunión del Consejo Presidencial han acudido 60 representaciones  sindicales de otros tantos países.

La organización de este evento ha estado a cargo de la Confederación General del Trabajo de Vietnam, cuya militancia la ha desarrollado de una manera eficaz y sumamente hospitalaria, ofreciendo lo mejor que tenían a todos los y las asistentes. Su presidente, el camarada Nguyen Dinh Khang intervino en el acto de apertura de la Reunión Anual. Así mismo, el camarada George Mavrikos, ex secretario general de la FSM, recibió una condecoración por parte del Partido Comunista de Vietnam.

Tras los actos protocolarios, se iniciaron las rondas de intervenciones de delegados y delegadas de las distintas representaciones. En la práctica totalidad de estas intervenciones, el denominador común fue la descripción de los ataques del capital contra los derechos de trabajadores y trabajadoras en todos los países capitalistas. Desde recortes de salarios, aumento de jornada, aumento en la edad de jubilación, recortes en pensiones y prestaciones de servicios públicos y el creciente aumento de la privatización de amplios sectores de servicios públicos.

En un contexto histórico global marcado por la opresión y represión, con una alta precarización laboral y la pérdida acelerada de derechos sociales y laborales, la unidad de clase, expresada en la unidad sindical, se presenta como una herramienta indispensable para la defensa de los intereses de las masas trabajadoras. Sin embargo, el panorama actual es desolador. Aunque históricamente el movimiento sindical ha enfrentado divisiones internas, fragmentaciones y estrategias que han debilitado su capacidad de acción, el escenario actual podría considerarse uno de los más difíciles que el proletariado y las masas trabajadoras hayan vivido.

Debemos, como primer paso, comprender la importancia de la unidad sindical, los obstáculos que enfrenta y las estrategias necesarias para consolidarla, de modo que se puedan garantizar mejores condiciones sociales y laborales. La unidad sindical genera un frente común ante la opresión y represión del capital.

En el estadio histórico del imperialismo, donde los Estados y sus gobiernos están dirigidos por corporaciones y multinacionales monopolistas que determinan políticamente los designios de las masas, se imponen leyes para ejercer la dictadura de la burguesía, dictadura que, se enmascara tras unas democracias de formalidades burguesas con una apariencia de libertad que, en realidad, niegan cualquier resquicio de verdadera libertad a las masas trabajadoras. Ante esto, solo una respuesta unitaria de la clase obrera, mediante un movimiento sindical fuerte, podrá contrarrestar esta dictadura.

El sindicalismo de clase debe ser un instrumento político que eduque a las masas trabajadoras en la cultura proletaria de unidad y solidaridad, combatiendo la división. También debe combatir el pacto social, el más peligroso de los gérmenes que afectan los intereses de las masas trabajadoras, pues pretende hacer comunes entre las clases las contradicciones inherentes al sistema capitalista. De esta manera, los convenios colectivos y demás "acuerdos" se convierten en herramientas que favorecen los intereses del capital.

En el Estado español, más de 750000 personas trabajan como jornaleras y jornaleros, a las que hay que sumar las empleadas y empleados en actividades relacionadas (industria agroalimentaria, transporte, etc.). El empleo asociado al sector agrícola supera los 2 millones de personas. Habría que sumar miles, quizás cientos de miles de empleados en el sector que están fuera del programa estadístico por encontrarse trabajando en condiciones de sobreexplotación laboral, sin contratos. Todas y todos hemos leído y escuchado multitud de noticias que hacen referencia a dicha situación, noticias que visualizan una realidad escalofriante, en la que se somete a cientos de miles de seres humanos a condiciones de semiesclavitud. Que nadie piense que esto es un accidente o producto de la maldad de determinados patronos. Esta situación se produce en el seno de la sociedad capitalista como un mecanismo de explotación y opresión inherente a esta misma.

Contrario a lo que se podría creer, ya que el sector ha sufrido cambios técnico-científicos que han acarreado el perfeccionamiento en las técnicas empleadas, a pesar de lo que se ha podido estar produciendo en todas las estaciones del año, la temporalidad ha ido en aumento. Según estadísticas del INE, más del 30% de los contratos son temporales, pero según la observación objetiva de cualquier vecino, podemos asegurar que esta cifra está amañada a los intereses de la burguesía. El mismo INE publica que en la recolección de aceituna se emplean 170000 temporeros, en un sector donde hay aproximadamente 70000 fijos. Otro ejemplo demostrativo es la agricultura bajo plástico de Almería, donde entre 120000 y 150000 personas trabajan temporalmente; el 85-90% de los empleos son temporales, con contratos de 3 a 6 meses, y solo de 30000 a 40000 tienen contratos "fijos", según datos del Observatorio de Precios de la Junta de Andalucía. Las cuentas no salen, ¿verdad?

De estos temporeros, la mayoría son personas migrantes que, en la mayoría de las ocasiones, son empleados de forma fraudulenta por una patronal sin escrúpulos que no duda en aplicar toda la sobreexplotación y opresión que les sea posible.

 

Cuando uno empieza en la vida laboral activa, comprobamos con sorpresa cómo los intereses de las y los trabajadores de la empresa, aun siendo los mismos, (conseguir mejoras laborales y salariales frente a su empresario), no están defendidos por un sindicato, sino por dos, tres o más. Y esos sindicatos en la empresa suelen llevarse mal a pesar de defender los mismos objetivos.

Se suelen acusar entre ellos de ser unos vendidos, de pactar con la empresa a espaldas de la asamblea, y lo que en una empresa es así, en la de al lado es lo contrario. Al final, el refrán ese que dice: Divide y vencerás, es un dogma en el movimiento obrero español, fruto de una transición mal hecha, aunque nos la vendan como modélica, donde en lugar de una gran central sindical que agrupase las distintas visiones, nos colaron la libertad sindical para debilitar a la clase obrera al enfrentarse entre ella en lugar de contra el buen patrón.

¿Que ocurre cuando en la empresa hay un problema y un sindicato convoca huelga? Lo normal será que el resto les digan a sus afiliados que no la secunden, que son unos oportunistas, que en estos momentos se está negociando y es perder dinero cuando se sabe que saldrá o cualquier otra excusa. El motivo es claro, se están buscando prioritariamente los resultados en las elecciones sindicales y el incremento de la afiliación y eso es en disputa no con la empresa sino con el resto de sindicatos. Eso si, cuando vemos la tele, los lideres sindicales nos recuerdan a EPI y a BLAS, por su “supuesta inocencia “ y por ir juntos a todos los lados.

Quizás suene duro pero es la realidad, desde el  PCPE  nos solidarizamos con los trabajadores asesinados, con los heridos y sus familias.

La mina de Cerredo tiene un negro historial, como casi todas las minas, como casi todos los tajos de todos los oficios donde el capital exprime a los trabajadores. La tragedia se repite en la mina y, además, en la propia mina ya hubo un accidente en 2023 y otro en 2015. Según las estadísticas más de 5.000 fallecidos en las minas asturianas que se sepan y desde que hay registros.

Investigan las causas, como decía la canción “vendrán gobernadores, alcaldes, ingenieros…tratarán de salvar la pretendida viuda que se muerde el pañuelo…”

Los fallecidos entre 32 y 54 años de la provincia de León, y cuatro más heridos con traumatismos y quemaduras. Pero este gobierno y los anteriores y desgraciadamente los que los sustituyan pedirán para colmo que se aumente la edad de jubilación.

Siempre llaman la atención los muertos, los que no se recuperarán jamás, pero tendríamos que hacer mención de los miles y miles de heridos en los tajos. Muchos de ellos tampoco se recuperarán jamás.

La clase obrera paga con su sangre el beneficio del capital.

Nuestro más sentido pésame a las familias, nuestra solidaridad con todos los trabajadores de la mina.

Solo el pueblo organizado salva al pueblo

Secretaría de Movimiento Obrero del PCPE

¨En este título se conjugan elementos fundamentales de la vida de la clase obrera y las masas de trabajadoras/es¨.

Veámoslo, en síntesis: Batalla, guerra entre clases antagónicas, capital y trabajo, clases representadas por la burguesía y el proletariado. Sindicalismo, herramienta del movimiento obrero, de su unidad e intervención de clase, en defensa de sus intereses económicos y políticos. Salario "precio por el que la burguesía compra la fuerza de trabajo" a las y los trabajadores. Marx señaló y quedo demostrado que, el salario es el "precio de la fuerza de trabajo", una mercancía peculiar cuyo valor (lo que se paga al trabajador) es inferior al valor que genera en la producción (plusvalía). Este punto, hay que subrayarlo por la importancia que tiene el poder recuperar categorías científicas muy necesarias, ya que los ideólogos, teóricos y economistas al servicio del capital han conseguido, como mínimo, confusión y desorientación. Partimos del reconocimiento de que, dentro del modelo del sistema capitalista, la fuerza del trabajo es considerada una mercancía más. Esta mercancía, fuerza de trabajo, atesora una dualidad: es contener en ella, valor de uso y Valor. Hay una cuestión que históricamente se pretende ocultar que, la fuerza de trabajo es una mercancía peculiar, aun reconociéndole que tiene un valor, este valor es menor al valor que produce. Definimos esta contradicción, cómo extracción de plusvalía que, es el núcleo de la acumulación capitalista y la razón por la que la lucha obrera no puede limitarse a mejoras puntuales dentro del sistema, la batalla debe orientarse a la derrota del Capitalismo.

Este artículo no pretende desarrollar una ponencia o amplia exposición de la teoría del valor de uso y valor de cambio aplicado a la mercancía fuerza del trabajo. Pero consideramos muy necesario que sea señalado ya que es en torno a este elemento donde se asienta toda la cuestión de lo que pretendemos situar. 

De sombras y maquillajes hay que hablar cada vez que este gobierno de tahúres “hace algo por la clase obrera”.

Las declaraciones de Yolanda Díaz son para enmarcar: «Yo lo que tengo que dar es buenas noticias a los trabajadores y trabajadoras de nuestro país y subir 50 euros el salario mínimo, es una cantidad muy importante…algo tan importante como que unos padres puedan dar pescado a su hijo, sus hijos o su familia”

Que sí, Sra. Díaz, que subir el SMI es importante, no veas, 1.184 € en 14 pagas que pone el SMI para 2025 en 15.876 €, por los que, a cambio, salvo correcciones de última hora, te va a obligar a tributar, porque se corrige el SMI pero no las tablas de IRPF.

Así que los 50 eurazos igual se quedan en menos 10, depende de las circunstancias familiares, pero es que, además, malditos filisteos, nos habéis subido la edad de jubilación. Vamos que hay que ahorrar para gastar más dinero en armas que Trump ha pedido llegar al 5% del PIB en gastos de defensa (perdón por el oxímoron de “defensa”).

Y en estas llegamos a los 72 años de jubilación que es lo que pedía la patronal, aunque esta misma patronal no te contrata en cuanto pasas de 50, pero esa es otra historia. El que no trabaja es porque no quiere, el pobre es pobre porque quiere… y todas esas fanfarrias que fascismo libertario está inculcando en las agendas de los gobierno vasallos de Europa.

Y mientras, los sindicatos callan, no todos, pero sí los mayoritarios, preocupados por las balanzas de pago y el PIB y no por las condiciones de vida de la clase obrera… y es que ellos ya no tienen conciencia de clase.

Sí, señora ministra, habéis subido el SMI tanto que presumís de haberlo subido un 61 % desde 2018, pero no dicen vuesas mercedes que la inflación subyacente (la de verdad, la que nos afecta a todos: alimentos, energía, transporte…) ha subido a un ritmo de dos dígitos anuales desde el año 2000. Así que nuestros salarios han bajado.

A efectos prácticos hay que establecer qué capacidad adquisitiva tiene la clase obrera hoy, en comparación con el año 2000. Famoso año de entrada en circulación del euro.

Es para estremecerse la cifra de muertos acaecidos en el estado español como consecuencia de accidentes laborales en los lugares de trabajo que el gobierno reconoce en el año 2024. Hablan ambiguamente de muchos muertos, no citan a los heridos graves e ignoran los múltiples pequeños accidentes de todo tipo que representan un número alto de atendidos en la sanidad pública y en las Mutuas Patronales privadas. Solamente en el periodo enero-junio de 2024 se produjeron 264.267 accidentes con baja en jornada, 1823 fueron graves y 299 mortales. 

Son mas que el año 2023, tanto en número de muertos como de heridos graves. Como justificación generalizada y generalizable a datos tan impactantes señalan que se han aumentado todo tipo de medidas pero no dicen nada de la causas fundamentales de este elevado número de accidentes como son la privatización de la actividad laboral pública, con subcontratación generalizada y la ausencia prácticamente nula de los servicios de inspección estatales.

La oportunidad que nos brindan los datos generales nos facilita hablar en lo concreto de la Huelga General sine die que los trabajadores y el sindicato Alternativa Sindical de Clase (ASC) han convocado para el próximo día 24 de febrero, coincidiendo con la fecha del accidente mortal de un compañero subcontratado de Palma de Mallorca.

Tras los brillantes suelos de la T4 de Barajas hay un mundo de miseria, de polvo, de gases tóxicos, de falta de luz, de peligros constantes y variados. Zumbidos de máquinas, vehículos que transitan, calor asfixiante en verano, frío intenso en invierno y una amenaza constante de ruido por encima de las cabezas hacen del lugar el dantesco escenario en el que trabajan cientos de trabajadores y trabajadoras. Todo ello para que unos metros más arriba las arcas de las empresas, subcontratistas privadas, que explotan hasta límites insufribles a los trabajadores y trabajadoras, se llenen  los bolsillos de una manera vergonzosa y criminal.

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