Si un sector de la producción tiene justificación para solicitar coeficientes reductores en la edad de jubilación sin lugar a dudas son los conductores profesionales.   Es la profesión con mayor índice de accidentabilidad y mortalidad en el trabajo y gracias a los acuerdos de del pacto de pensiones firmados en el marco del pacto de Toledo por CCOO y UGT, tienen que estar encima de un camión o un autobús hasta los 67 años.   Mientras, otras profesiones como los funcionarios mutualistas, mineros, ferroviarios, los trabajadores del mar, o aéreos, así como los policías locales, bomberos y los profesionales taurinos pueden jubilarse a los 60 o incluso antes, siempre con algunas condiciones.  No se entienden esos privilegios mientras se endurecen las condiciones para jubilarse y se reducen las pensiones para el resto.

Las personas que trabajan en el transporte llevan años peleando por la jubilación a los 60, con concentraciones y movilizaciones en la que los dos sindicatos mayoritarios no han estado presentes.  Pero llegó el momento de negociar con el Gobierno las profesiones en las que se podían aplicar reducciones en la edad de jubilación, y los que habían estado al margen, decidieron movilizar, porque la teoría se la saben, son conscientes que si no movilizan ellos otros lo harán, y si se consigue algo quedarían mal.

Pero CCOO y UGT se han convertido en organizaciones sin capacidad de movilizar, se han olvidado que las huelgas no se hacen por la televisión, hay que ir a las empresas, pero no precisamente a ver al Jefe.  

La burguesía, interesada, como es natural, en que la clase obrera no se organice de forma independiente y ajena a sus intereses -los de la patronal-, ha desarrollado todo un entramado jurídico por donde encauzar la acción de la clase obrera cuando defiende sus intereses. Naturalmente, en la creación de tales normas jurídicas, la clase obrera y las masas trabajadoras ni están presentes ni se cuenta con ellas en absoluto, dejando su representación en manos de los llamados “agentes sociales”, sindicatos mayoritarios como CCOO y UGT, cuyo modelo sindical consiste en el abandono de la lucha de clases por la paz social y la colaboración con la patronal. Ejemplo de lo que decimos es la presencia del presidente del PP, Sr. Núñez Feijóo, en el congreso de UGT y, para mayor escarnio, como ponente. Como es lógico, de todo esto no puede salir nada bueno para los intereses de la clase trabajadora .

Lo dicho anteriormente viene a cuento de lo que ha sucedido recientemente por los devastadores efectos de la DANA que azotó diversas localidades de Valencia, Albacete y Málaga y que se ha cobrado la vida de cerca de 230 personas y ocasionado millonarias pérdidas materiales; vidas y hogares y enseres pertenecientes en su inmensa mayoría a la clase obrera y masas trabajadoras.

Aparte de la criminal gestión de la administración autonómica del Paìs Valencià , que es la zona que se llevó la peor parte, cabe destacar la absoluta inoperatividad de los comités de empresa, delegados de personal y secciones sindicales que, salvo honrosas excepciones, se mantuvieron sumisos a los mandatos de la patronal que exigió a miles de trabajadoras y trabajadores que continuaran en sus puestos de trabajo a pesar de lo que estaba sucediendo.

Y se mantuvieron inactivos, a pesar de que tenían facultades legales para paralizar la producción por la situación de riesgo, precisamente por el modelo sindical que vienen aplicando los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, que ostentan una amplia mayoría de delegados y delegadas en comités y otros órganos de representación de los trabajadores y trabajadoras. Este modelo sindical que, en aras de una supuesta “paz social”, que dicho sea de paso solo beneficia al capital, cercena desde la misma base la participación de trabajadoras y trabajadores en los centros de trabajo en la toma de las decisiones que les afectan directamente, relegándolos al mero papel de votantes a listas que los sindicatos les presentan cuando hay elecciones sindicales pero que los aparta de la negociación de los convenios, de los ERE o ERTE y de cualquier otra toma de decisión.

Hoy día, la crisis estructural del sistema capitalista en su fase actual imperialista hace que este caduco sistema esté plagado de irresolubles contradicciones: pobreza generalizada, depreciación del valor de la fuerza de trabajo, inseguridad, escalada bélica de imprevisibles consecuencias, etc.

El capital y sus gobiernos, se llamen estos como se llamen, intentan descargar el peso de esta crisis sobre el conjunto de la clase obrera y demás sectores populares, un hecho que tiene un impacto nefasto para los trabajadores y trabajadoras de todos los sectores, pero también para los y las pensionistas y jubilados/as, quienes ven disminuir pensiones y derechos, comprobando cómo empeoran sus condiciones de vida y la de sus hijos e hijas. 

Durante la celebración del III Congreso de la Unión Internacional de Sindicatos de Pensionistas y Jubilados de la Federación Sindical Mundial, celebrado en Atenas el pasado mes de Abril, y donde participaron 80 países con 160 delegados y delegadas, entre ellos, camaradas del PCPE,  se tuvo la oportunidad de comprobar de forma directa los problemas y vicisitudes que afectan a los y las pensionistas y jubilados del mundo capitalista. Prácticamente, todas las intervenciones de las delegaciones al Congreso coincidían de forma unánime en denunciar el ataque del capital en todas las regiones del mundo bajo regímenes capitalistas  a los sistemas públicos de seguridad social, pensiones, salarios y, en general, al conjunto de la clase obrera, por parte de los respectivos gobiernos, el encarecimiento de los medicamentos, el retraso en la edad de jubilación, la desigualdad con respecto a la mujer trabajadora, la privatización de los seguros de pensiones…

Aunque existen enormes diferencias entre regiones, países, zonas urbanas y rurales y entre hombres y mujeres, ese ataque contra los derechos de trabajadores y trabajadoras es el denominador común.

En este contexto, la lucha reivindicativa de las personas jubiladas y pensionistas cobra especial relevancia, constatándose un significativo aumento del movimiento pensionista, aunque con dificultades como:

-La existencia de pocas estructuras sindicales, país a país, que organizan a los  y las PyJ.

Recientemente se ha celebrado en Madrid la Asamblea General de Alternativa Sindical de Clase (ASC), durante el fin de semana del 26 y el 27 de septiembre. Desde que en 2021 diversas organizaciones sindicales se unieran en la creación de ASC, convencidas de la necesidad de fortalecer el sindicalismo de clase y tras un largo bagaje de trabajo conjunto, este sindicato ha destacado por un continuo crecimiento e influencia entre los trabajadores y las trabajadoras de muy diversos sectores. Comunicaciones, transportes, tecnología, hostelería, seguridad privada, sector financiero, etcétera, cuentan ya con la presencia activa de esta organización.

Esta Asamblea General ha sido reflejo de dicha fortaleza, con la participación de más de un centenar de delegados y delegadas. Los debates que se fueron dando, en ocasiones con discusiones de fondo, mostraron una amplia mayoría de la organización que avaló el avance durante este periodo y reforzó la continuidad del proyecto, sacando adelante unos documentos y una nueva dirección que permanece fiel al proyecto sindical de clase y a su compromiso con la Federación Sindical Mundial (FSM). ASC es un sindicato que solo se financia con las cuotas de su afiliación y a través de sus propias iniciativas económicas, negándose a recibir subvenciones o prebendas del Estado y de la empresa; un sindicato que rechaza la figura del liberado sindical a sueldo; un sindicato que lucha contra los EREs, los ERTEs, las prejubilaciones y cualquier otra estrategia a favor de reducir empleo y de ahondar en la precariedad del pueblo trabajador, principalmente de la juventud y de nuestros mayores; una organización, en definitiva, que rompe con el paradigma pactista y entreguista a los intereses del Capital que defienden, desde hace ya muchas décadas, los grandes sindicatos mayoritarios.

La patronal sigue y sigue sobreexplotando, y el sindicalismo del pacto social, en ocasiones mira al tendido, en otras, es partícipe de todo tipo de tropelías que afectan directamente a millones de trabajadoras y trabajadores.

A finales de 2024 son miles los convenios laborales que siguen congelados por exigencias que se expresan en intereses de la patronal. Pero ,¡aleluya!, que la mayoría de los negociados y acordados están por debajo de la inflación. Hasta hoy se han negociado convenios que afectan aproximadamente a 11 millones de trabajadoras/es, el 50 % de la masa asalariada del estado español. Pero podemos afirmar que, debido a las políticas de conciliación y pacto entre clases, llevadas a cabo por un sindicalismo que no representa los intereses de las y los trabajadores, pero también por partidos como el PCE, socio de gobierno,más del 80 % de las y los trabajadores cobran salarios que no garantizan los niveles necesarios para disfrutar de una vida plena y digna.

Salarios que obligan a que millones de personas vean sus vidas abocadas a la precariedad alimentaria, habitacional, energética, sanitaria, ya que hoy hay que pagar gran parte de la asistencia que debería ser enteramente pública y gratuita, y un largo etcétera de situaciones que padecen las familias obreras. Salarios que sentencian a millones de trabajadoras/es a la pobreza, se expresa así, si, soy trabajadora/or cobro todos los meses y no puedo garantizar los recursos necesarios para mí y mi familia. La esclavitud del salario lleva a millones de seres humanos a la más violenta situación de pobreza e indigencia. Y qué decir del aumento de los ritmos de producción, basados en que él y la trabajadora produzcan más y más unidades de mercancía o servicios por el mismo salario.

El título del libro es: "Apuntes Críticos sobre la Historia del Movimiento Obrero Sindical Mundial - Cuestiones de Táctica y Estrategia"

Su autor, George Mavrikos, no es un autor promocionado por las grandes editoriales que buscan a aquellos que dan un cuerpo ideológico y cultural al sistema de mentiras en los que el capitalismo debe fundamentarse. Se trata del ex Secretario General de la Federación Sindical Mundial (de 2.005, a 2.022, con 15 años anteriores en otras responsabilidades dentro de la FSM) y su actual Presidente Honorario, a la vez que el presidente del IOI, Instituto Obrero Internacional, que surge, precisamente, para formar a la clase trabajadora y hacerla consciente de su potencialidad para cambiar la realidad.

Este libro detalla la historia de los diferentes períodos del movimiento sindical internacional desde una perspectiva netamente clasista. Se describen múltimples experiencias que son nuestras y de las que necesariamente hemos de aprender: las continuas traiciones de aristocracia obrera, vendida a la socialdemocracia, las maniobras de los diferentes estados capitalistas. Unos conocimientos que son imprescindibles para cualquier comunista que trabaje en el movimiento obrero. Se ha editado en inglés, francés y castellano. Su primera presentación pública se hizo, este año, en la Universidad de Ginebra, aprovechando la reunión mundial de sindicalistas en la 112 Conferencia de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).

Acaba la temporada de verano y las camareras de piso, a través de sus dos organizaciones: “Las Kellys” y “Kellys Unión”, vuelven a sus reivindicaciones.

En septiembre las hemos visto visitando el Parlamento de Canarias, donde exigen que en la ley autonómica del ramo se incluya la instalación de camas elevables en todas las instalaciones turísticas, lo que resolvería en parte los graves problemas musculoesqueléticos que les afectan. A los empresarios canarios, que van a conseguir este año un nuevo récord de turistas (se estima que alcanzaremos en 2024 la cifra de 17 millones nunca vista), les dicen que no es tan complicado, que en Baleares se ha podido incluir en su ley, años atrás. Además, con los fondos europeos, dicen ellas, les saldría casi gratis.

Es curioso ver en esta visita la beligerancia de los parlamentarios canarios del PSOE que acompañan y visibilizan esta lucha de las camareras de piso en el parlamento canario. Cuánto nos suena eso de que “cuando estuviste en el gobierno poco o nada hiciste y ahora en la oposición rápidamente te moviste”. Pues ahora nos dicen estos diputados que llevarán hasta sus últimas consecuencias las demandas de las kellys1.

A finales de septiembre, las kellys visitan nuevamente el Congreso de los Diputados. Vuelven a reclamar la jubilación a los 58 años sin penalización. Sus cuerpos, que la gran mayoría de las veces terminan la jornada y la vida laboral lesionados, con dolores para los que deben medicarse, no llegan a los 67 años.

Exigen que se considere su profesión como una profesión de riesgo como otras (bomberos entre otros) para que se les permita acceder a una jubilación anticipada.

Se enfrentan a una patronal que se cierra en banda a perder sus privilegios, a perder su actual grado de explotación. Esta patronal, que en el Estado español también va de récord en récord, sale retratada en la publicación reciente de un estudio2 que apunta a que la temporalidad en el sector reduce la productividad de las y los trabajadores.

Se agudiza la crisis general del modelo de producción y cambio del capitalismo. Y a esta agudización que pone de manifiesto que el sistema capitalista toca a su fin histórico, le acompaña, como no puede ser de otra forma en la dictadura del Capital, la implementación y práctica de la represión como herramienta de la lucha de clases. Nadie debe perder del horizonte que estos niveles de represión, como siempre se han manifestado en las páginas de la lucha de clases, tiene su mayor aplicación y escenificación, allá donde las contradicciones, capital -trabajo, se manifiestan con toda crueldad y sin disfrazarse, en los centros de trabajo. ¿Pero esta represión se lleva a cabo sin organizar los mecanismos?, ¿la patronal y sus lacayos de los gobiernos, la aplican de forma desorganizada? La respuesta es nítidamente clara: ¡NO! En el despertar del proletariado y masas populares, esta represión es aplicada de forma quirúrgica, comenzando por eliminar de la ecuación a las y los obreros y sindicalistas más comprometidos con la justa causa de derrotar al capital y su dictadura.   Para lo cual el capital aplica todas sus capacidades, políticas y económicas.

Las fuerzas políticas al servicio del Capital ejercen principalmente su labor desde los gobiernos a su servicio. Podemos ver cómo actúan la socialdemocracia y los liberales de todo pelaje, a quienes solo les diferencia la retórica populista que usan los unos y los otros. Gobiernos que, desde la aprobación de leyes, impiden que obreras y obreros puedan ejercer libremente sus derechos; leyes que siempre están orientadas a mejorar las condiciones de explotación que pueda ejercer sin cortapisas jurídicas la patronal; leyes que garantizan al capital la compra de fuerza de trabajo a bajo precio, desvalorizando, decreto tras decreto, el valor de dicha fuerza. Medidas éstas que facilitan la extracción de plusvalía, con la que aumentar la tasa de beneficios del capital. Sin olvidar la gestión y uso de cuerpos represivos públicos y privados, con los que amedrentar y reprimir violentamente a la clase obrera y sectores populares.

Podríamos decir que la referencia a la necesidad de que la clase obrera se una para enfrentar a la dictadura del capital, es algo que aparece desde el primer momento en el movimiento obrero, hace más de dos siglos. Esta necesidad de unidad es hoy día más necesaria y urgente que nunca.

La burguesía ejerce su dominación sobre la clase obrera y demás sectores populares por varias vías, todas ellas interconectadas, predominando unas u otras según el momento o la situación. No vamos a descubrir ningún secreto si decimos que la divulgación de la ideología burguesa abarca a todos los aspectos de la vida de las personas: el super-individualismo, la falsa creencia en la neutralidad del estado o del gobierno, la progresiva mercantilización de todo lo habido y por haber, entre otras, impregnan la totalidad de la vida de la clase obrera, a la que inocula en su ADN estos elementos distorsionadores de la realidad con el claro objetivo de mantenerla lo más dividida posible, lo que garantiza y facilita su parasitación.

Esto, unido a la debilidad actual de las organizaciones revolucionarias por una parte, la venta al enemigo de clase en otras, o el papel que desempeñan y la responsabilidad (o irresponsabilidad) de las centrales sindicales mayoritarias, ocasionan una creciente falta de ideología y cultura proletaria, lo que dificulta enormemente que se obtenga esa necesaria unidad de la clase obrera y que el movimiento sindical se encuentre disperso y atomizado a lo largo y ancho del estado español. A esto se le añade el papel de los oportunistas, disfrazados de “amigos del pueblo” o el de la socialdemocracia, que sirven para apuntalar a un sistema agónico que no hace más que exprimir y reprimir a una clase obrera que no cesa de recibir varapalos después de tantos años de crisis sistémica capitalista.

Quizás deberíamos fijar nuestra atención en cómo la burguesía forma un sólido bloque cuando se trata de mantener sus privilegios. Esta burguesía, que entre ellos y ellas mismas se devoran sin rastro de misericordia, se levanta como un solo ser cuando la clase obrera pone en cuestión su derecho a explotar o cuestiona su sacrosanta propiedad privada. Y no es que la clase obrera tenga que copiar el modelo de “unidad” burgués, pues a la clase obrera no le sirve nada que provenga de esa clase parásita. La unidad de la clase obrera tiene su base y fundamento en la solidaridad entre todos los explotados y explotadas, entre todos los oprimidos y oprimidas. Nada que ver con el individualismo burgués.

batalla_de_ideas2-page001.png