Está muy asentado en el imaginario colectivo que es injusto que los jóvenes tengan que trabajar como becarios, normalmente gratis y realizando el mismo trabajo que un empleado ordinario, para adquirir experiencia laboral. Lo que no suele conocerse es que ser becario puede costar dinero y es otra barrera más para los jóvenes de familias obreras.

Los datos demuestran que los jóvenes, los menores de 30 años, son los votantes que menos acuden a las urnas. En algunos países se ha implementado el voto obligatorio como medida para disuadirlos.

Los menores de 30 años son, según las encuestas, los votantes que más se abstienen. Según un estudio realizado por CELESTE-TEL a finales de 2013 la abstención juvenil se fijaba en el 51,6%[1]. Es cierto que desde entonces han pasado bastantes cosas (como el ascenso del oportunismo tanto de derechas -Ciudadanos- como de izquierdas -Podemos-) y que a fin de cuentas es una encuesta de participación pero los datos demuestran una desmotivación total de los jóvenes hacia el sistema.

No es ningún secreto que la situación de la educación en España está pasando por momentos drásticos durante los últimos años. En la educación superior universitaria la subida de los precios de la matrícula, la reducción de las becas y la devaluación de los títulos es la tónica habitual que padecen los estudiantes desde la entrada en vigor del Espacio Europeo de Educación Superior o Plan Bolonia y, día tras día, vemos cómo esto se agrava con las nuevas líneas trazadas en el Proyecto Estrategia 2015.

En (casi) todas las ciudades existe una Casa de la Cultura, Centro Cívico, Centros Juveniles… ¿Pero qué son realmente este tipo de espacios?

Es frecuente oír, al hablar del estado de la educación, que el gobierno no quiere que aprendamos, o que le interesa que seamos unos ignorantes. Incluso la sabiduría popular se pone creativa, y acuña términos como ignorantaro ignorantadospara describir este proceso.

La situación económica de la mayoría de los españoles resulta cada vez más insostenible, especialmente entre los jóvenes, que cada vez ven más limitadas sus posibilidades de ocio. A la notable disminución del poder adquisitivo de las familias, sostenidas cada vez con menor número de salarios y cada vez más bajos, se suma la tendencia que vincula la oferta de ocio a la necesidad de contar con coche propio.

Hace 129 años en Chicago comenzó una gran huelga donde el proletariado estadounidense demostró el poderío con el que cuenta la clase obrera. Durante esta movilización se produjeron los asesinatos de 6 huelguistas por parte de la policía pero a pesar de la represión se consiguió el derecho a una jornada de 8 horas aunque aquí en España no se disfrutaría hasta unos cuantos años más tarde tras otra gran huelga.

El estudiante no sólo tiene que lidiar con las trampas y dificultades del Ministerio de Educación sino que también las propias Universidades ponen obstáculos para obtener las ayudas económicas.

Muchos son los estudiantes y las familias que piensan en el estudio de carreras con un alto nivel de prestigio y una relativa demanda social como una salida a su actual situación socioeconómica. Los estudios de medicina siempre han sido una opción a considerar ya que se trata de una profesión bien vista y con una necesidad incesante de nuevos trabajadores. Este artículo pretende explicar las dificultades del estudiante a la hora de emprender la carrera y la posterior realidad laboral a la que se va a enfrentar en la actualidad y en un futuro inmediato.

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