Marrakech, septiembre de 1952, vio nacer a la que sería  poetisa, activista, feminista y comunista Saida Menebhi. La lucha de esta mujer cobra especial relevancia en la época, las condiciones y contexto en el que se da. Un país con un código de familia (Mudawana de 1958) que sigue parcialmente vigente y que refrendaba la subordinación de las mujeres en el matrimonio, la custodia de hijos e hijas o el divorcio, y bajo la sangrienta monarquía alauita.  En un país que vivía el periodo conocido como los años de plomo, donde el sátrapa reinante, padre del actual y “hermano” del emérito, sometió a través de la censura, las torturas, las desapariciones, los procesos extrajudiciales, la represión brutal  y el terrorismo de estado a la oposición, a cualquier opinión discrepante y a todo el movimiento reivindicativo, ya fuera estudiantil, cultural, político, laboral o de reconocimiento de la independencia del Sáhara.

 Su origen familiar le permitió terminar el bachillerato y estudiar literatura inglesa en la Universidad de Rabat. Allí fue donde se inició en la militancia, formando parte de la Unión Nacional de Estudiantes de Marruecos (UNEM), disuelta por el régimen marroquí y detenida toda su dirigencia. Tras acabar su formación en el Centro Pedagógico Regional, pasó a ser profesora  de inglés en un Instituto de Rabat, iniciando también su afiliación en las filas de la Unión Marroquí del Trabajo (UMT). Paralelamente se unió al movimiento clandestino llamado al-Aman (Adelante), marxista-leninista y origen del actual Vía Democrática.

En Lituania, el año 1894 vio nacer a la que sería una artista multidisciplinar, exponente de una época y un estilo de trascendencia mundial, el constructivismo. Aunque Varvara Stepánova tiene un origen humilde y de una familia campesina,  logró estudiar  en la Escuela de Arte de Kazán, época en la que conoció a  Alexander Rodchenko.

En 1917 con la Revolución de Octubre, Stepanóva quiso involucrarse, cada vez más, en un arte que trazara la realidad social y fuera accesible a las masas. Junto con otras creadoras, como Ekster y Liubov Popova, se empeñó en comunicar a través del arte los nuevos valores de la sociedad rusa y la ampliación de derechos para las mujeres. Entre 1919 y 1920, fue subdirectora de la sección de arte y literatura de IZO Narkompros,  agencia gubernamental encargada de la ilustración del pueblo a través de la cultura. En este contexto contribuyó a las discusiones iniciales sobre el constructivismo.

Ana Gutiérrez, nacida en Tánger en 1924, cuyos orígenes obreros y duras condiciones de vida le llevan a tener una gran conciencia crítica y compromiso,  inicia su militancia en las JSU antes de los 16 años y comienza así la trayectoria de otra de las mujeres relevantes de nuestra historia que han sido silenciadas y olvidadas.

En 1942, cuando Ana tenía 17 años y estudiaba manicura en una peluquería, las tropas franquistas entran en Tánger y es detenida por primera vez para pasar dos años en prisión. De todos los detenidos Ana fue la única trasladada a Ceuta a la cárcel conocida como “el agujero”, uno de los peores centros penitenciarios españoles de la época.

Una vez pasados los dos años de reclusión la liberan, pero no le permiten volver a Tánger, dándole a elegir entre Sevilla y Málaga. Y es en esta última en la que la “Tangerina” recupera su compromiso y comienza a colaborar con el maquis, que operaba en la Sierra  de Almijara de Málaga, a pesar de estar bajo una fuerte vigilancia policial.

Sus labores dentro del maquis eran principalmente de información y espionaje, era enlace entre células y también imprimía y repartía propaganda contra la dictadura.

Teniendo unas responsabilidades tan fundamentales, la policía franquista seguía a su caza, llegando a apresar a su madre para forzarla a aparecer. Ana, ajena a la detención de su madre, viendo tan próxima la suya propia se traslada a Sevilla. Es aquí donde la apresan junto a otros militantes, delatada por compañeros bajo tortura. Todos los que con ella fueron detenidos sufrieron la pena capital, ella en cambio fue encarcelada y es cuando descubre que su madre llevaba meses en prisión con el fin de que ella se entregara.

 

Tania Crombet Ramos, una joven científica, cuyos reconocimientos tanto nacionales como internacionales dan muestra de su prestigio, es Directora de investigaciones clínicas del Centro de Inmunología Molecular, Orden Carlos J. Finlay/2020, tiene la Distinción Jóvenes Por la Vida, por el trabajo desarrollado contra la COVID-19/2020, Premio Nacional de la Academia de Ciencias a la mujer científica/2003, Trabajadora Vanguardia Nacional en 21 ocasiones.

Esta mujer cubana es lideresa del equipo que lleva la investigación de la vacuna CimaVax-EGF contra el cáncer de pulmón y que, junto con un grupo de ocho académicos más, fueron seleccionados en el año 2020 para integrar el panel internacional de expertos como grupo asesor para el enfrentamiento ante la COVID 19. Además forma parte de la Academia Mundial de Ciencias desde enero de este año 2022.

Este reconocimiento decididamente merecido y no fortuito es fruto de muchas horas de estudio y una vida dedicada prácticamente a la ciencia. Médica, especialista en Inmunología, ha trabajado incansablemente al servicio de la salud pública cubana y la Revolución. Su trayectoria es reflejo de lo lejos que pueden llegar las mujeres en el mundo científico en Cuba.

Su paso por la escuela Lenin le dejó huella. Allí excelentes maestras y maestros modelaron su vocación. Finalmente en los noventa, cuando comenzó la especialidad, se vinculó al Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, en el equipo que investigaba con mucho rigor el cáncer. Sus grandes profesores, como los líderes científicos Agustín Lage y Rolando Pérez, la llevaron a su pasión por la investigación, en particular por la inmunoterapia del cáncer.

El Día del Inventor en Austria se celebra el 9 de noviembre en  honor a Hedwig Eva Maria Kiesler;  seguramente ese nombre no les dice nada, porque es conocida mundialmente como Hedy Lamarr, una actriz que llenó las salas de cine en los años treinta y cuarenta con su belleza y glamour, pero su papel más  importante fue el de inventora. 

Considerada superdotada por sus  profesores, abandonó sus estudios de ingeniería, para dedicarse al arte dramático. Después de varios papeles, en 1932 su valentía al protagonizar la película  del director checo Gustav Machatý, Éxtasis, la llevó al estrellato, fue el primer film en mostrar el rostro de una actriz, completamente desnuda, durante un orgasmo.

Le llovieron censuras y condenas, incluida la del Vaticano. Sus padres, horrorizados, aceptaron que se casara con Fritz Mandl, magnate de la empresa armamentística,  que la sometió a un infierno de celos y control, no podía hacer nada sin su autorización. Retomó la carrera de ingeniería y en las reuniones de trabajo de Mandl, aprovechó para aprender y recopilar información sobre las características de la última tecnología armamentística. Su marido era uno de los hombres más influyentes antes de la Segunda Guerra Mundial, se dedicó a surtir el arsenal de Hitler y Mussolini.

La vigilancia continua llegó a resultarle tan insoportable que decidió huir, llegar a Londres y embarcarse en el trasatlántico Normandie, donde coincidió con el productor Louis B. Mayer que le ofreció trabajo antes de llegar a puerto, durante  ese trayecto cambió su nombre a Hedy Lamarr, en memoria de la actriz del cine mudo Bárbara La Marr.

Afincada en Hollywood, se interesó por los temas de defensa tras el trágico hundimiento de un barco lleno de refugiados torpedeado por los alemanes en 1940, ofreció sus servicios al Gobierno de Estados Unidos, disponía de información privilegiada acerca del armamento alemán.

La heroína nacional Vera Gucunja (también conocida por el nombre en clave de Ljubica y Sonja), nació el 31 de enero de 1917 en  Popovac (Baranja). Vera acabó el bachillerato en Sombor en 1935, luego estudió derecho y más tarde medicina en Belgrado. Allí, se unió al movimiento estudiantil progresista, la llamada red de Vojvodina. Luchó por mejorar las condiciones de vida del estudiantado y la autonomía de la Universidad de Belgrado. Fue  organizadora  del movimiento económico juvenil-cultural de Vojvodina (provincia autónoma de Serbia), entre  1936 y 1937. Destacó activamente en la diseminación de ideas de carácter social entre el pueblo trabajador y la juventud de todas las nacionalidades.

 En 1937, Vera Gucunja participó en el Encuentro Internacional de la Juventud en París con Ivo Lola Ribar.  En plena persecución del movimiento comunista en el antiguo Reino de Yugoslavia, Vera fue detenida en 1938, año en el que se afilió a la Liga de la Juventud Comunista. Al comienzo de la ocupación nazi de Yugoslavia en 1941, Vera fue detenida por los nazis alemanes. Estuvo en la cárcel de la Policía Especial de Belgrado y luego en una prisión hospitalaria en la calle Vidinski, de donde el Partido Comunista de Belgrado y la Liga de la Juventud Comunista de Yugoslavia (SKOJ) lograron liberarla.

Nacida en 1910 en el barrio obrero de La Calzada de Gijón, murió en 2001 en  su tierra natal. Los 90 años de vida son también años de lucha obrera, de resistencia al franquismo, de sufrir los horrores del nazismo,  de   sobrevivir   para ver su derrota y… años de silencio.  El 30 de abril de 1945 fue liberada por el Ejército rojo del campo de exterminio nazi de Ravensbrück , junto con 300 víctimas más. En ese campo se estima que 92.000 prisioneras fueron asesinadas y 130.000 mujeres soportaron torturas, humillaciones y trabajos forzados. 

Trabajadora en la fábrica textil La Algodonera, fue militante de CNT y sus convicciones republicanas y antifranquistas la llevan a realizar un curso de enfermería a fin de colaborar con la causa republicana atendiendo a los heridos junto al Socorro Rojo Internacional.

Con 27 años, una  madrugada a finales de septiembre de 1937, embarcó en El Musel junto a cerca de 1.000 niños y niñas y un grupo de cuidadoras rumbo a la Unión Soviética.

Ya en la URSS  quedó al cuidado de una de esas Casas de los Niños  en Pushkin, donde conoció y se casó con Dimitri, un soldado del Ejército Rojo. Tras  la invasión y avance de las tropas nazis sobre Leningrado en el verano de 1941, se pierde el rastro del marido y Olvido, que estaba embarazada, cayó prisionera del  ejército alemán. Encarcelada en Tallín (Estonia) en ese momento también territorio ocupado,  es obligada a trabajar de manera forzosa. A los tres meses de dar a luz un niño al que llama Dimitri, como el padre, fueron separados. Nunca más supo de él.

Ana Carmona Ruiz, Nina, nació en Málaga el 16 de mayo de 1908. Hija de un estibador del puerto malagueño, creció viendo a los marineros ingleses jugar al fútbol en las explanadas portuarias. Ello levantó una pasión que la llevaría a romper barreras.

Ya en la edad de juvenil hizo todo lo posible y empezó a jugar al futbol en el Sporting Club de Málaga. Obviamente, en esa época el deporte de masas por excelencia estaba reservado para los hombres exclusivamente, por lo que Nina tuvo que hacerse pasar por uno de ellos y así poder disfrutar de su mayor pasión.

Jugaba cubriéndose el cabello, usando ropa ancha y se vendaba el pecho. Veleta la apodaban, afirmando sus compañeros que llegaba como mujer y saltaba al campo como “futbolista”. Llegó a ser una jugadora fundamental en los dos equipos en los que jugó, destacando sobre muchos de sus compañeros. Entrenaba a escondidas durante horas, frente a la pared y se ponía las botas que podía en cuanto veía oportunidad, a diferencia de sus compañeros de equipo, de los cuales, la mayoría, no entrenaba entre partidos. Aún así, cuando cierta afición o las autoridades se percataban de su condición, sufría numerosas humillaciones: hasta el punto de que le raparon el pelo, la apedrearon o pasó por arresto domiciliario por alteración del orden público.

Conocida como la mujer que trajo al mundo a Mary Shelley -autora de Frankenstein- en algunos ámbitos es también considerada como precursora e impulsora del feminismo moderno, el burgués, claro

Nacida un 27 de abril de 1759 en Inglaterra, murió a finales de 1797 tras una infección postparto. Su persona y sus trabajos han de verse a la luz de la época en la que vivió. La rescatamos en esta breve reseña porque representa  una parte de la lucha contra la sociedad patriarcal del momento y al impugnar sus preceptos, contribuyó a que se fueran erosionando y cuestionando. También porque algunos de sus postulados son actualmente el envoltorio ideológico en el que las clases dominantes nos venden la emancipación de las mujeres.

Establecida en Londres desde muy joven como escritora profesional  independiente, eso fue algo inusual para su tiempo. Sus dos primeras obras tratan el tema de la educación. La primera de ellas, Reflexiones sobre la educación de las hijas (1787), es una guía de comportamiento, que aconseja acerca de asuntos morales y de temas relacionados con la etiqueta, como el vestir. En sus páginas deja constancia de que la mujer era inferior porque su educación era menor que la del hombre, no por desigualdades genéticas. Asimismo, defendía la idea de la mujer como sujeto de su vida, no como objeto de la vida de sus maridos.

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