Este 25 de noviembre llega marcado por el aumento de las agresiones contra las mujeres, dentro del incremento del clima de violencia general que desata el capitalismo, que no encuentra otro modo de superación de su crisis estructural que no sean guerras y conflictos, Palestina es hoy el escenario central de esta nueva ofensiva del imperialismo internacional, con el sionismo a la cabeza, ejecutando un genocidio televisado sin que nadie lo impida. Manifestamos desde aquí nuestra solidaridad internacionalista con las mujeres palestinas y su lucha contra la ocupación, siempre a la vanguardia de su pueblo.

La situación actual donde la violencia contra las mujeres continúa y es continua, cotidiana, tanto que se normaliza, en ocasiones se oculta y últimamente se niega, se le suma el agravamiento de las condiciones materiales de vida, situando a las trabajadoras en una extrema vulnerabilidad que se vuelve brutal cuando esas mujeres sufren violencia de género.

La situación es tremendamente grave, en 2021, unas 45.000 mujeres y niñas murieron a manos de sus parejas u otros familiares en todo el mundo, lo que equivale al 56% de los homicidios de mujeres, solo el 11% de los homicidios de hombres se producen en la esfera privada. Se calcula que, en el mundo, 736 millones de mujeres –casi una de cada tres– al menos una vez en su vida han sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja, de violencia sexual fuera de la pareja, o de ambas, (el 30% de las mujeres de 15 años o más). De las adolescentes que han mantenido una relación, el 24% ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja. Los datos demuestran que la violencia generalizada contra las mujeres a nivel global es estructural, es parte intrínseca del modelo capitalista y por lo tanto acabar con ella, acabar con el patriarcado, debe estar unido inexorablemente a la lucha contra el capitalismo.

En el Estado Español han pasado 20 años desde que se empezaron a contabilizar las muertes por violencia de género, 1.236 mujeres asesinadas desde 2003, con un alarmante aumento de victimas este año, 51 hasta hoy, según fuentes oficiales y 92 feminicidios y asesinatos de mujeres según feminicidio.net. Ya no son portada, aunque la violencia no cesa, después de muchos años de leyes, pactos, declaraciones, concentraciones silenciosas y manifestaciones ruidosas, vemos como las políticas no son de prevención y concienciación, sino se dirigen a las consecuencias, al asistencialismo a las víctimas, siempre insuficiente y abanderando el más cárcel para todos.

Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento es una civilización decadente.
Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales es una civilización herida.
Una civilización que le hace trampas a sus principios es una civilización moribunda
(Aimé Cesaire, Discurso sobre el colonialismo)

Así hablaba Cesaire sobre la civilización Occidental en los años cincuenta. Aparentemente, el triunfo sobre el nazismo y el fascismo había liberado a Europa de los regímenes que inundaron de horror el mundo, sin embargo, visto desde los pueblos colonizados, los fascismos y la guerra apenas habían desenmascarado el verdadero rostro de la civilización Occidental.

Cesaire supo ver que, expansión colonial y civilización occidental van de la mano; que el nazismo pudo prosperar y expandirse por la connivencia de esa civilización que veía en él un fenómeno pasajero y no la barbarie suprema que hacía tiempo se aplicaba a los pueblos no europeos. Decía que Europa antes de ser víctima del nazismo había sido cómplice, que había apoyado al nazismo antes de padecerlo, que lo había legitimado porque se aplicaba fuera de sus fronteras.

Podemos acercar esta reflexión a lo que ocurre en estos momentos en Oriente Próximo y explicar las raíces profundas de la complicidad europea en el genocidio de los palestinos.

El conflicto colonial sionista en Palestina tuvo su origen en Europa, y ni siquiera podemos decir que se inició con la autoproclamación del Estado sionista israelí en 1948, todo empezó mucho antes. El colonialismo fue, y es, la condición necesaria del capitalismo; y fueron las potencias europeas las que al tiempo que ponían en práctica el expansionismo saqueador y el exterminio de las poblaciones de los territorios colonizados, necesitaron desarrollar una ideología que, ante sus propias poblaciones, justificara el genocidio y la barbarie.

  

1.- La operación “Diluvio del Al Aqsa”, iniciada por la Resistencia Palestina el 7 de octubre ha mostrado, una vez más, la profunda unidad de la lucha de clases a nivel mundial, destacando en el ámbito antiimperialista. Los mismos estados que apoyan el régimen colonial y genocida sionista son los que han condenado la contraofensiva antifascista de la Federación Rusa en Ucrania y los que arman hasta los dientes a los banderistas nazis del títere Zelensky. Son los mismos que imponen las sanciones y el bloqueo contra Cuba, Venezuela, Rusia, Irán, China, Corea... Son los mismo que destruyeron en base a mentiras Afganistán, Irak, Siria, Libia, Yugoslavia, Sudán, Somalia, Panamá, Grenada, Vietnam, Camboya, Laos, Corea, Indonesia... Es el Occidente Imperialista, dirigido por su fracción hegemónica, el imperialismo anglo-yanki-sionista.

2.- El proyecto colonial sionista, genocida y racista desde su fundación, ha quedado herido de muerte gracias a la contraofensiva de los combatientes de la Resistencia Palestina. La estrategia del Sionismo es realizar una nueva Nakba, la “Endlösung”, la “Solución Final” del “problema palestino”, deportando a los habitantes de Gaza al Sinaí egipcio, y haciendo lo mismo con los palestinos de Cisjordania y Jerusalem, deportándolos hacia Jordania. Es una operación y una lógica genocida apoyada de hecho e hipócritamente por todo el Imperialismo.

3.- El choque frontal de estas dos estrategias antagónicas, por un lado la voluntad de la Resistencia Palestina (y de todo el Eje de la Resistencia) de liberarse total y plenamente del colonialismo sionista, y por otro, el plan imperialista de mantener a toda costa un estado colonial genocida en pleno corazón de la Nación Árabe, avanza hacia una escalada progresiva que, para nada es descartable, acabe cristalizando en una confrontación de mayores dimensiones, que implique directamente a los países del denominado Frente Multipolar contra el Imperialismo anglo-yanki-sionista y sus lacayos europeos, al acumularse todas las explosivas contradicciones geopolíticas que se han ido desarrollando desde el colapso, implosión y destrucción de la URSS, en 1991.

 


 

El pasado martes 31 de octubre, Leonor Borbón juró la Constitución en su 18.º cumpleaños. En su discurso se dirigió a «los españoles» pidiéndoles su confianza y apelando a la democracia. Resulta muy curioso que la heredera de la monarquía impuesta por Francisco Franco en 1969 siga pidiendo confianza después de haber demostrado con creces el carácter delictivo de una institución que, además de estar absolutamente implicada en la organización del golpe de estado del 23F, no ha parado de robar. Los constantes escándalos y corruptelas que han ido protagonizando Juan Carlos Borbón, Sofía Glücksburg, Cristina Borbón, Froilán Marichalar y Felipe Borbón son un suma y sigue constante que exigen una permanente campaña de blanqueamiento por parte de un Estado que sigue considerando la monarquñia como una pieza fundamental para la continuidad del poder burgués.

Pese a ello, y por si en algún momento fuera necesario aliviar las contradicciones que genera la crisis general del sistema y que, ya en este momento, hunden en la pobreza a un 26 % de las familias, también queda abierta la puerta de una república burguesa al más puro estilo gatopardista que defiende con ahínco todo el espectro político del oportunismo, encabezado por el PCE.

No obstante, la prioridad, de momento, es mantener viva la institución. Para eso, es necesario que la monarquía empiece a comulgar con los valores de la moderna burguesía: supuestos ecologismo y feminismo, que, sin ningún componente de clase y con la intención de canalizar las luchas verdaderas por la igualdad y la supervivencia de la especie hacia intereses opuestos, son hoy una bandera que enarbola la monarquía. De ahí que Letizia Ortiz tenga un papel tan protagónico a la hora de representar la monarquía y, por eso también, que la mayoría de los sectores monárquicos quiera que el trono lo herede Leonor Borbón.

 

Me levanto por la mañana. Ducha, café rápido y al hospital. De camino, en la radio hablan del acuerdo entre cúpulas sindicales y la patronal. Aunque el coste de la vida ha subido un 6 %, han firmado una subida de salario solo del 4 %. Perdemos salario. A cambio, las mutuas privadas controlarán parte de las bajas que no son laborales. Privatización sanitaria.

Llegando, largas colas en la puerta del aparcamiento de personal. Quienes llegan una hora antes de empezar el turno han ocupado ya las escasas plazas asignadas para el personal trabajador en el parking cubierto que gestiona una empresa privada. El resto de los cientos de plazas es de pago, así que espero en la cola mientras veo llegar a las compañeras en la línea 78, que se apresuran a entrar a trabajar. Hoy es día de suerte y no se ha retrasado el bus, por lo que van más tranquilas. Mañana será otra historia, el señor alcalde decidió que el 78 ya no pasa los fines de semana y tendrán que madrugar casi una hora más para coger dos buses. Ballesta pone unas flores muy bonitas en el centro de Murcia, pero puede presumir de uno de los peores transportes públicos urbanos de España y la clase trabajadora de pedanías lo sabemos. No digamos ya quienes vienen desde Caravaca, Cehegín, Bullas...

Al aparcar voy caminando por la ciudad sanitaria hacia la sección sindical. A la izquierda, el Policlínico, atestado ya desde primera hora con colas larguísimas para las consultas de especialidades médicas. La situación pone a la gente nerviosa, agresiva, y a menudo grita a las celadoras o a las enfermeras. Las trabajadoras, siendo viernes, están agotadas. Se siguen abriendo más listas de pacientes, con el mismo personal. El teléfono no para de sonar, pero no hay tiempo y muchas llamadas no se pueden atender... Más café y a seguir con el ritmo fabril...

JAMAL HALAWA, palestino, nace en Kuwait, sus padres son obligados a marcharse por la fuerza de Palestina en 1948.

UyL: Siempre que hablamos de la Palestina ocupada, de los crímenes del sionismo, nos remontamos a la historia más contemporánea para entender la coyuntura política actual. ¿Cuándo aparece Israel en Palestina?

JAMAL HALAWA: En 1897 (entre el 29 al 31 de agosto), en Basilea (Suiza), se celebró el I Congreso del Movimiento Sionista con un objetivo primordial: la creación de un estado nacional para todos los judíos del mundo. Después de varios años de estudio y vacilación sobre el lugar idóneo para establecer dicho estado, los pesos pesados de la organización, en coordinación con el centro del capitalismo colonial de entonces (Reino Unido y Francia), decidieron que dicho lugar debería ser Palestina (territorio que formaba parte del imperio otomano).

Un estado ficticio y artificial creado en base a mitologías y leyendas talmúdicas llenas de controversias, pero que en realidad, y hoy en día lo sabe hasta el más inculto en política internacional, es un estado colonial en toda regla y con toda una sociedad militarizada al servicio de los intereses económicos y geoestratégicos del centro del capitalismo; un estado intruso y extraño en el área geográfica donde fue implantado por la fuerza. Es un estado-herramienta para partir al mundo árabe y musulmán en dos, impidiendo cualquier avance y progreso en sus distintos ámbitos, y entre otros servicios, tendría que: salvaguardar a los regímenes totalitarios, corruptos árabes cuyas fronteras fueron creadas por las potencias coloniales antes de abandonar físicamente el espacio geográfico árabe, en aras de garantizar el sistemático expolio de los gigantescos recursos naturales del inmenso mundo árabe y subordinar sus mercados, monopolizándolos y repartiéndoselos entre las antiguas y nuevas potencias coloniales e imposibilitar cualquier desarrollo industrial, tecnológico y económico en sus respectivos países.

En estos días un informe del Defensor del Pueblo ha cuantificado en más de 440.000 casos de abusos de prácticas de pederastia de los miembros del clero católico en el estado español.

Todo parece indicar que nuevamente el estado español lidera el ranking de los países que practican este delito, que no parece que se refleje en los textos sagrados, sospechosos, por otra parte, de trasmitir sólo las “buenas noticias” (evangelio). Así que, podemos entender, que en la transmisión oral que ha compuesto el cuerpo teórico del catolicismo, se les olvidó incluir las “malas noticias”; Goebbels apareció antes de su presencia física.

La Iglesia Católica a lo largo de su proceso histórico siempre ha respaldado al Poder de las sociedades dominadas por las exiguas minorías. Esclavismo, feudalismo, capitalismo se han consagrado con y como los distintos cuerpos y niveles del aparato ideológico que supone la religión católica que, de una u otra forma, han configurado los aparatos coercitivos de los estados, junto con el ejército y la policía.

El informe relata el porcentaje de población afectada sobre un sondeo realizado a 8.000 personas y las dificultades que han encontrado dentro de los estamentos eclesiásticos (obispos incluidos) para determinar la veracidad de los hechos. Todos ellos son cómplices necesarios de los delitos cometidos y, por tanto, merecen ser encausados (investigados) por impedir o no facilitar la investigación de los hechos.

Tanto delito repetido por los miembros de una organización sólo admite la lectura de que la susodicha es parte del crimen organizado por encima de las estructuras del estado, de cuyos actos y protocolos participa indispensablemente. El Jefe del Estado, ministros y demás responsable públicos, ¡juran por su honor!, ante la imagen de un crucifijo, que se quiere representar como El Salvador de los pecados de la Humanidad. Una vez más la falsedad es el pegamento del drama apocalíptico de una invención revelada con secretos mesiánicos.

LA UCE / RECORTES CERO, ESA SECTA AL SERVICIO DE LAS CLOACAS DEL ESTADO, CONTRA LA RESISTENCIA PALESTINA.

Mandatada por quien le paga y le sitúa los objetivos que debe cumplir en cada momento, la UCE, que acredita una larga lista de servicios al Estado y el Imperialismo, vuelve a la carga como plataforma mediática de la indefendible posición política de la socialdemocracia europea en relación al genocidio sionista en Palestina.

De la mano del Grupo Prisa y su cohorte mediática, el MANIFIESTO “Hay que parar la guerra, ni terrorismo, ni genocidio”, es un claro ejemplo de esa basura moral e intelectual que siempre usa el imperialismo para tratar de legitimar sus acciones criminales.

Acompasado con las declaraciones de Pedro Sánchez y Antonio Guterres en el mismo sentido, tratando de recuperar un espacio independiente para la UE, la secta que inició la lamentable lista de “ni, ni”, con el despreciable “ni yanquis, ni rusos” que trató de dividir al movimiento anti OTAN, emerge de las cloacas y vuelve a la carga contra el amplísimo movimiento popular que en las calles exige la libertad de Palestina

Su “ni, ni” ya no confunde a nadie que no quiera dejar engañarse.  Iraq, Libia, Siria, Serbia, Ucrania…y ahora Palestina.  ¡Hasta cuando!

ODIEMOS A LOS EQUIDISTANTES

Influenciados por el mundo que nos rodea, seamos conscientes o no, vivimos, sentimos y nos movemos, al ritmo de la hegemonía cultural. Bajo esta premisa, no escapamos nadie, por más que presumamos de mantener a raya un pensamiento autónomo, científico e independiente.

Un ejemplo claro lo tenemos con las políticas de pacto social, causantes de uno de los periodos de  mayor desmovilización social, al menos, de la historia más reciente. Ello, a pesar de pérdida de poder adquisitivo, agravada por la alta inflación, sobre todo, de los productos básicos, de la subida de tipos que encarece o impide el mantenimiento o adquisición de viviendas, del deterioro de los servicios públicos, de la educación y la sanidad…

Bajo esta paradoja, son sometidas amplias masas de trabajadoras y trabajadores lumpenizadas en lo ideológico, pero también sectores conscientes de la clase obrera e incluso, parte de la supuesta vanguardia emancipatoria y que, en determinadas cuestiones, acaban (acabamos) al rebufo del quehacer de la mayoría a-social y a-política.

Decía Sigmund Freud que “si dos individuos están siempre de acuerdo en todo, puedo asegurar que uno de los dos piensa por ambos”.  Y es en esta tesitura del Pacto Social, en la que podríamos asegurar que, entre los sujetos que abrazan la mesa de negociación, es el Trabajo quien cede una y otra vez.

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