El intento de elaborar una crónica política sobre el imperialismo, te conduce inexorablemente a la guerra. Golpes de estado, intervenciones, injerencias, amenazas y bloqueos, son los elementos propios de la “genética” imperialista.

Si con esta primera aserción nos situamos en el continente latinoamericano y caribeño, la fotografía es más dramática.

Las elecciones a la presidencia de Ecuador se han visto alteradas con el asesinato del candidato Villavicencio que ha modificado los sondeos que daban ventaja a la opción del binomio de Revolución Ciudadana compartido por Luisa González y Andrés Arauz. Es otra evidencia de que la CIA no tolera ni el progresismo burgués.

Nicaragua se ve azotada hasta por gobiernos que no son los referentes políticos de sus oligarquías en sus respectivos países. Una declaración de su presidente (Daniel Ortega) sobre el golpe de estado en Chile en 1973, ha generado misiles mediáticos en la línea de uno de los titulares del mercenario servidor del imperialismo que es “El País”. “Ortega y Murillo una amenaza para la democracia regional”; “Boric “llama dictador a Ortega y defiende a los carabineros tras los ataques del nicaragüense”; para Petro “Ortega hace lo mismo que Pinochet”. Todos ellos estúpidamente coincidentes con el Señor X de la banda asesina GAL (F. González), que, sin complejos, sin vergüenza (separado y junto) y de forma “libre y democrática” escupe que “el Chile de Pinochet respetaba más los derechos humanos que el paraíso de Maduro”…, por eso le vendía armas en pleno proceso de represión; no se sorprendan los lectores, a pesar de todo, ¡este sujeto no está acusado de terrorismo!

La destrucción de Palestina es el último escalón del terrorismo que el ejército sionista pretende alcanzar en la zona. El exterminio del pueblo palestino es la consecuencia para cumplir un objetivo que el 14 de mayo de 1948 se consagró con la aprobación del Estado de Israel.

Los pasos previos que los colonialistas de la zona habían expresado a través de declaraciones y acuerdos tienen, su base en el Romanticismo del sigo XIX que trata de recuperar ancestros, costumbres, hábitos que sienten las bases de un proceso nacionalista que se extiende por diversas zonas. El final de la I Guerra Mundial va concretando territorios convertidos en estados. El nacionalismo rescata, pues, hasta elementos falseados de una historia que, en algunos casos, no llegó a disponer de acreditación de sus orígenes. El empleo de mitos, leyendas y fantasías, orquesta un cuerpo viciado desde sus comienzos que encuentra en el Tótem de la religión su argumento de existencia. Donde la religión se erige como centro de toda actuación social, se elimina la razón y la ciencia, y donde estos elementos están discriminados, la violencia puede adquirir cuotas sobrehumanas insospechadas.

A su vez un cuerpo jurídico internacional procura instalarse para el devenir perseguido. El acuerdo Sykes-Picot de 1916 y la declaración Balfour de 1917 son ejes del colonialismo británico y francés para legitimar la ocupación de la zona. El Libro Blanco de 1939 pretendería establecer puntos de establecimiento y división en entidades estatales que, por otra parte, son incumplidas por sus nuevos moradores que son y tienen el respaldo del Capital Internacional.

La entidad sionista de Israel es la cabeza de playa del imperialismo en la zona que tiene objetivos materiales, de hegemonía y control. De hecho, esta entidad es reconocida como parte integrante en el continente europeo de actividades culturales, deportivas y ociosas. A partir de ser también víctimas de los nazis, encuentran la comprensión social que los medios han difundido, disponiendo de bula para actos que, hechos por otros, sólo recibirán descalificación y condena.

 

África es, quizá, el continente que más sufre en el mundo las consecuencias de la lucha de clases. A mediados del siglo XIX, África fue colonizada por las grandes potencias europeas, que expoliaron los recursos naturales y humanos, llevando a cabo, con ello, el proceso de acumulación originaria que les permitió saltar del capitalismo industrial al imperialismo. Aunque actualmente las antiguas colonias son independientes de iure, las antiguas metrópolis siguen ejerciendo una explotación económica en África, lo que se denomina neocolonialismo.

Desde hace solo tres años, en África se han dado nueve golpes de Estado: dos en Mali, dos en Burkina Faso, uno en Chad, uno en Guinea-Conakri, uno en Sudán, uno en Níger y, por último, uno en Gabón, muy reciente. Todos estos golpes parecen compartir una misma línea política de rechazo al imperialismo anglo-yanqui-sionista, lo que parece evocar un concepto que la superestructura filosófica burguesa ya había enterrado: el panafricanismo.

El panafricanismo es un movimiento político y filosófico que promueve el hermanamiento africano y su unidad contra la explotación y por los derechos de las personas africanas. El fin último del panafricanismo es la construcción de un gran Estado soberano africano. Partiendo desde posiciones de clase, se pueden diferenciar dos tendencias básicas: el panafricanismo capitalista y el panafricanismo revolucionario.

El panafricanismo capitalista necesita dos patas para sostenerse: por un lado, el panafricanismo reaccionario, encabezado por Fulbert Youlou, primer presidente de la República del Congo (Congo‑Brazzaville) y sacerdote católico, basa su nacionalismo elitista en un pasado glorioso e imperial de los Estados africanos, una línea de pensamiento que se aproxima a pseudoteorías como la supuesta raza aria. Para esta tendencia, la mayor amenaza para África no son las antiguas metrópolis, sino el comunismo (Youlou se refería, especialmente, a la URSS y a China), ideología que consideraban nociva por haber arrebatado el cristianismo a Europa y, por tanto, los valores civilizatorios, creando un deterioro moral en ella que pagaba con África. La solución que aportaba este panafricanismo era la unión de África en un acercamiento a Europa, al mercado común capitalista y a la pertenencia a la OTAN.

El Comité Ejecutivo del Partido Comunista de los Pueblos de España - PCPE, ante los acontecimientos que se desarrollan en el día de hoy en Palestina, después de la iniciativa de la Resistencia de lanzar un ataque militar contra las posiciones del ocupante sionista MANIFIESTA:

  1. El PCPE apoya el legítimo derecho del pueblo palestino a luchar por la liberación de su patria desde el río Jordán hasta el Mediterráneo, recurriendo a todos los medios a su alcance, incluso mediante la iniciativa armada. La resistencia es un derecho de todos los pueblos frente a los ocupantes.
  2. Esta acción armada de hoy es responsabilidad directa de una comunidad internacional, que durante décadas interviene en apoyo de la entidad sionista, de sus crímenes, de la ocupación y de sus acciones terroristas. Naciones Unidas, la UE, la OTAN, y otras estructuras internacionales llevan años actuando como cómplices necesarios de los crímenes del sionismo contra el pueblo palestino. España mismo modificó su ordenamiento jurídico para evitar asumir el enjuiciamiento de algunos de esos crímenes, renunciando al principio de “justicia universal”, y ello lo hizo bajo presión del sionismo internacional y como colaborador necesario a esos crímenes.
  3. El PCPE llama a la clase obrera internacional, y a todos los pueblos del mundo a realizar las más amplias movilizaciones en apoyo al derecho del pueblo palestino a vivir en su país, sin ocupaciones ni violaciones de su soberanía. Exigimos el pleno derecho al retorno a su tierra de toda la población de Palestina.
  4. El PCPE hace un llamamiento a las Naciones Unidas, a la UE y al actual gobierno de España en funciones, a que asuman una clara posición en defensa de los derechos inalienables del pueblo palestino y a la condena de las prácticas sionistas que han llevado a este escenario de conflicto armado, como la mejor aportación para la superación del actual escenario de guerra.
  5. La paz solo será posible a partir del reconocimiento del derecho del pueblo palestino a construir su estado en la Palestina histórica. Apoyar las posiciones del sionismo y de la entidad sionista es el camino contrario a la paz. En estos momentos cada cual debe asumir sus propias responsabilidades. No hay posiciones ambiguas, o se está con el pueblo palestino y la paz, o se está con el sionismo, sus crímenes y sus guerras.

VIVA PALESTINA LIBRE

EL RECONOCIMIENTO DE LOS DERECHOS DEL PUEBLO PALESTINO ES EL CAMINO DE LA PAZ

 

A 7 de octubre 2023

Sostiene el discurso oficial (el construido, no el real) el heroico nacimiento de una nación que se sobrepuso a todos los avatares que impedían la libertad de unos hombres que se hicieron a sí mismos, superando todos los obstáculos encontrados en su místico devenir. Mitos y falsedad se han fundido para “admirar” al colono que defendía los básicos dones que la Providencia les había otorgado. Fueron los “escogidos” por la voluntad divina, que habían crecido al amparo de las corrientes de la Reforma Luterana de tendencia calvinista: estaba justificado y bendecido el beneficio, superando el rigor del catolicismo más retrógrado y caduco.

En este marco de mediados-finales del siglo XVIII, se van configurando las potencias que harán del colonialismo la pujanza del proyecto histórico de las revoluciones burguesas. La Convención de Viena de 1815 había “gestionado” qué procedimientos y quiénes dirigirían los destinos en los diferentes continentes. Y fue el 5º presidente de EEUU - James Monroe - quien, basado en el “Destino Manifiesto” proclamó la Doctrina que lleva su nombre (Monroe) a pesar de haber sido elaborada por el congresista John Q. Adams. Desde entonces, se intentó poner una línea roja de intervención en el continente americano de las potencias europeas: “¡América para los americanos!

El pasado 3 de agosto se filtraba el vídeo de una lancha de la Guardia Civil hundiendo una barca con 11 personas (algunas de ellas menores) en Melilla. Una imagen, que, por desgracia, ya nos tiene acostumbrados la Guardia Civil en los últimos años, con un largo historial de vulneración de los derechos humanos.

No tardaron en salir algunos defensores patrios a señalar que había sido la barcaza de trabajadores y trabajadoras migrantes la que había chocado con la lancha de la Guardia Civil. Son los mismos voceros que salieron en defensa del Guardia Civil lesionado en el codo por repartir palos contra decenas de personas que buscaban un futuro mejor en el estado español.

Se ha normalizado la violencia y el asesinato de miles de personas en esa fosa común que son nuestras fronteras, se necesita legitimar esa violencia con argumentos falaces como el “efecto llamada”, las mafias o la islamización de la sociedad española para que la población no estalle contra cada uno de esos ataques que sufren las y los trabajadores migrantes en el Mediterráneo y en las vallas de Ceuta y Melilla. Daría para otro artículo ver como parte de la “izquierda” se suma a ese argumentario y presume de mirar por “los trabajadores primero” al asegurar que la llegada de migrantes beneficia a la patronal al rebajar el salario de los “trabajadores españoles”. El tiempo pondrá a cada cual en su lugar y ahí estaremos la militancia del PCPE y de la JCPE para combatir ese falso internacionalismo con la solidaridad entre los pueblos que nos caracteriza a las y los revolucionarios.

África, y especialmente el África subsahariana, ha sido para Europa y los Estados Unidos una fuente inagotable de recursos. Gracias a África se pudo sostener el régimen colonial en América, también gracias a África, fue posible la primera revolución industrial y por último, gracias a África ha sido posible la actual revolución tecnológica.

Cuando occidente habla de África, siempre lo hace desde el mapa. África subsahariana, occidental, oriental, central, cuerno de África… pero raramente habla de sus pueblos, menos de sus personas. África es un lugar de no-personas.

La imagen occidental de África mantiene el imaginario de las novelas decimonónicas inglesas y francesas y del cine hollywoodiense, de un lugar inhóspito, salvaje y vacío de civilización. Un lugar que esperaba la llegada del hombre blanco para ser aprovechado, hombres blancos valientes y aventureros, que se enfrentaban a una naturaleza hostil, incluidos los negros.

De África, el colonialismo y el imperialismo ha extraído y extrae madera, cacao, oro, diamantes, uranio, peces, coltán, caucho, potasa, petróleo, gas… y negros, muchos negros. Negros para las plantaciones de algodón en los Estados Unidos, o para las minas y las plantaciones de caña en la América española y portuguesa.

Negros para trabajar, hasta negros para la guerra, crías de negros para zoológicos humanos en Bélgica, negras para el desahogo sexual de blancos, negras para el servicio doméstico, negras para parir más negros.

Hoy el Mediterráneo se llena de negros y negras ahogados, asesinados y apaleados en las playas y cercas fronterizas. Nuestra imagen moderna los ve en las ciudades como los recicladores de chatarra, los manteros, vendedores ambulantes, lateros… Siguen siendo buenos trabajadores para el campo, recogiendo fresas y otras frutas, en la construcción o en cualquier trabajo físico.

El desarrollo tecnológico, que debiera servir a la humanidad, está siendo convertido por Washington en otro instrumento para mantener su hegemonía

Mientras los principales titulares los acapara el conflicto Rusia-Ucrania —pudiera también leerse OTAN-Rusia—, otra guerra más solapada toma fuerza aunque no exhiba armas letales.

La esfera tecnológica ha sido convertida por Washington en campo de batalla en su deseo de detener a China; temerosa la Casa Blanca porque el país asiático le «roba» mercados, se extiende el uso del yuan en las transacciones comerciales internacionales y, en general, resulta avasallante el ritmo de desarrollo de una nación milenaria que hasta hace 25 o 30 años no producía suficiente arroz para todos sus habitantes, y hoy lidera campos de la ciencia y la técnica y de la producción mundial.

Ha habido escarceos en el ámbito netamente político que pudieron tener peligrosas consecuencias, como el derribo por Estados Unidos de un globo meteorológico chino que apareció sobrevolando sus costas y el Pentágono acusó de espionaje —nada de eso demostrado y de lo que luego se retractó—; o el «desaguisado» provocador de la visita realizada por la entonces titular de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán, que ratificó el desconocimiento de EE. UU. a la soberanía china sobre ese territorio.

Pero el pulso más fuerte tiene lugar ahora en materia de tecnología, y ha llegado a la internacionalización de sanciones que pretenden frenar el avance chino en la cibernética.

En secreto Washington argumenta que teme al progreso de China en ese rubro porque puede redundar en la hipotética fabricación de nuevas armas y, por ende, en una futura y supuesta superioridad militar de Beijing.

Este 26 de Julio se cumplen 70 años del asalto a los cuarteles Moncada en Santiago y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, con el objetivo de combatir la tiranía de la dictadura de Fulgencio Batista.

La mayoría de los revolucionarios que participaron en esta acción eran jóvenes de la clase trabajadora.

El contenido político de la acción estaba explicado en el Manifiesto del Moncada, redactado por Raúl Gómez García bajo la orientación de Fidel y en el que se recogía la situación política en el contexto político que vivía Cuba y la proclamación de las propuestas para combatir la dictadura.

“Ante el cuadro político de Cuba se regocijan el dictador infeliz y sus congéneres subidos sobre la frente del pueblo en su afán ansioso de saqueo. Ante el cuadro patético de Cuba los políticos venales se asocian para montar la nueva pantomima. Fósiles de la política cubana sacan al foro público las ideas más retrogradas, los pensamientos más inútiles mientras el ansia popular, que nunca se equivoca, esperaba la clarinada de alerta, la defensa de sus más sagrados derechos, de su bandera tricolor y de la idea eterna por la que han muerto los más ilustres y desinteresados ciudadanos.”

La dictadura de Batista torturó y asesinó a una gran parte de los 131 participantes directos. La dictadura decretó el estado de sitio en Santiago y suspendió las garantías constitucionales en todo el territorio nacional, dando paso a las condiciones que facilitaban la represión en toda la isla, en la oscuridad informativa, para evitar que el pueblo se rebelase ante el asesinato y la tortura. En ese escenario ordenó que se asesinase a 10 revolucionarios por cada soldado muerto. Cincuenta y cinco fueron asesinados, entre ellos dos personas ajenas a los acontecimientos, los asesinatos se cometieron con métodos de crueles torturas.

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