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Las Olimpiadas, han sido presentadas como una celebración del espíritu humano, la superación personal y la fraternidad entre naciones. Sin embargo, ocultan tras su fachada deportiva una profunda red de intereses.

Detrás de la grandiosidad y el espectáculo mediático, se esconde una realidad marcada por desigualdades, contradicciones y tensiones geopolíticas que no pueden ser ignoradas.

Mientras en París se celebra el deporte, más de 400 deportistas palestinos han sido asesinados en los últimos meses debido a los bombardeos israelíes, muchos de ellos mientras se preparaban para estos Juegos. Este contraste entre la celebración de los ideales olímpicos y la cruda realidad de la violencia y la opresión en Palestina expone la hipocresía del mundo occidental, que por un lado promueve la paz y la unidad a través del deporte, pero por otro lado, apoya directa o indirectamente las políticas genocidas  de Israel. La insistencia en mantener a Israel en los Juegos, a pesar de las solicitudes de exclusión debido a sus crímenes, y la expulsión de Rusia “por los mismos motivos” es un reflejo del doble rasero que caracteriza la política capitalista internacional.

Las Olimpiadas como Herramienta de Imperialismo Cultural es uno de los aspectos más evidentes de París 2024 por parte del imperialismo norteamericano y europeo. A través de la cobertura mediática, la publicidad y la narrativa dominante, se promueven las historias de superación personal y éxito que se difunden masivamente reforzando la ideología del individualismo y el mérito, ocultando las condiciones materiales de los deportistas que permiten o impiden tales logros.

Los mejores golpes olímpicos de Wasim Abusal no fueron con las manos enguantadas. Su andanada de rectos y ganchos impactaron en otro rival, uno que va comiéndose a su pueblo. La camisa del joven palestino en el cuadrilátero del París Arena Norte tenía la imagen de niños bombardeados por los hijos de Hitler.

Su oponente sintió cada golpe a Abusal como en su propia anatomía. «Me dio mucha pena enfrentar a un palestino, me partió el corazón, ellos son ahora mismo el rostro de los pueblos oprimidos», dijo el sueco Nebil Ibrahim, quien casi al unísono de ver su mano levantada por el árbitro, alzó la de Abusal mientras las gradas aplaudían emocionadas el gesto.

Hay triunfos que no se celebran. Y derrotas que no lo son. Subirse al ring fue una victoria para Abusal, cuyo pueblo sigue siendo abusado. En esos minutos que estuvo sobre el ring, ¿cuántas bombas caerían sobre su ya quebrantada tierra?

Son ocho atletas de Palestina en París 2024. Ocho que ahora mismo son millones. Ocho campeones subidos en el podio de la resistencia. Dejaron de ser de una nación para convertirse en un símbolo de la humanidad.   

En la inauguración, aplausos y reverencias para Palestina; los enviados de Tel Aviv recibieron abucheos. Los pueblos, sabiamente, saben de qué lado está la verdad, aunque a veces tarden en reaccionar ante manipulaciones y hegemonías.

París saca banderas del pueblo palestino, las lleva a las instalaciones deportivas; levanta carteles. Pide el fin del genocidio. Se pintan aficionados con los colores rojo, blanco, verde y negro.

En sus orígenes las olimpiadas servían para promover treguas en las guerras: paz olímpica, le decían. Ahora los «matapaz» aprovechan que los medios andan embelesados con los Juegos para seguir con su mejor juego: matar.

Abusal sigue en el ring. Su mano en alto, la otra apuntando al pecho protegido por la bandera de su país y una camisa con tantos rostros infantiles que ya no están, golpea, y duro, durísimo, en el mentón de un agresor que aislando una franja de tierra se aísla de la civilización.

Olímpicamente, Abusal fue uno en el diminuto cuadrilátero ante el sueco, de cuyo desenlace competitivo nadie se acordará en unos días, y otro, ganador por nocaut, en el ring simbólico donde Palestina enfrenta a Israel.

Hay golpes que no marcan los jueces, pero sí la historia. Y los pueblos.

Otros Medios: Juventud Rebelde.

Norlando Rosendo

Más allá de las risas y caras perplejas generadas por la difusión de la noticia del abandono de 128 de los 180 participantes en una carrera ciclista amateur, al saberse en el pelotón que iba a haber un control antidoping en la meta, el hecho merece una reflexión profunda sobre la realidad que envuelve el deporte de masas en la actualidad y, más allá de ello, la sociedad en su conjunto.

Hablamos de una prueba de aficionados que, debiendo ser el crisol de todos los valores positivos que alberga la práctica deportiva, al primer examen que se le somete, expresa de golpe una buena parte de valores absolutamente antitéticos a los inicialmente supuestos al deporte coherente con el aforismo olímpico de “mens sana in corpore sano”.

El deporte aficionado , que socialmente se concibe como fuente de salud y marco de sociabilidad alternativo al marcado por las muchas horas de esclavitud salarial, hay que reconocer que, en un alto porcentaje, también ha sido apropiado por los valores hegemónicos de la sociedad capitalista y lo han transformado en un nuevo espacio dominado por la ley del valor. Una realidad en la que finalmente, el deportista –la persona- también se convierte en una mercancía y, consecuentemente, actúa como tal sometiéndose a sus leyes y valores.

Competitividad, cosificación del contrincante, justificación del medio (corrupción) para la consecución del fin (ganar/ganancia), incremento de la composición orgánica del capital (bicicletas, zapatillas…más caras) y, también, explotación de la fuerza de trabajo (deportista).

El triunfo del Mal ( capital) sobre el Bien (deporte) en un nuevo espacio por la mercantilización arrebatado al ámbito comunitario.

Foto de Prensa Latina

Hace meses publicábamos el asesinato de un futbolista palestino a manos del ejército sionista. Un asesinato más de la larga lista de asesinatos que llevan cometiendo desde hace 75 años.

No, por entonces, no había habido ningún ataque de Hamas, por entonces no había ninguna “guerra” entre uno de los autodenominados ejércitos más poderosos del mundo y un país que ni siquiera tiene ejército.

Esta vez, aparte de los miles de niños inocentes, también asesinaron a otros deportistas. Dos jugadores de volley playa. Nada significativo en un mundo donde se mide a los deportistas por los millones de beneficios que generan.

Dos jóvenes pobres, que vivían en un país pobre, continuamente bombardeado por una panda de asesinos, que tienen el respaldo de la llamada “comunidad internacional”.  Da igual. En un mundo donde se permite el asesinato de niños, parece que ya nada puede escandalizarnos. Disparos a quemarropa contra gente desarmada, bombas de fósforo, ataques a hospitales, periodistas, médicos sin fronteras, funcionarios de la ONU.

Los nazisionistas se lo pasan todo por la entrepierna a sabiendas de que el mundo no hace nada. Nos queda el derecho al pataleo, a las miles de manifestaciones, a las miles de publicaciones, pero nada conmueve al nazi. Los nazis sólo conocen un lenguaje: el exterminio. Y a ellos se le debe aplicar la máxima sionista: ojo por ojo, diente por diente.

En estos momentos, después de ver a los neonatos morirse en el hospital de Gaza, porque los invasores han cortado la electricidad, el agua, el combustible, porque están cometiendo un delito tras otro de lesa humanidad; en estos momentos recuerdo a Silvio: “la rabia es mi vocación”

Todos tenemos miedo a un gran conflicto global que acabe con la vida en la tierra, pero nadie hace nada por evitar el exterminio de una parte de la población. Nada.

Esperamos que Rusia o China o Irán, hagan algo, a la vista de la inoperatividad de la ONU, la complacencia de la UE y el apoyo a los asesinos que hace la OTAN.

A la izquierda, Pedro Sánchez con Giovanni Infantino (presidente de la FIFA). A la derecha, Luis Rubiales con Fouzi Lejkaa (presidente de la FRMF).

El Mundial masculino de fútbol, organizado cada 4 años por la FIFA (Fédération Internationale de Football Association), es - junto con los Juegos Olímpicos - uno de los dos mayores eventos deportivos del mundo, con audiencias millonarias por todo el planeta. Un espectáculo mercantilizado (en eso se ha transformado todo el deporte profesional bajo el capitalismo) que proporciona  un gigantesco escaparate publicitario para las grandes empresas monopolísticas que allí se anuncian. También una potentísima plataforma propagandística para el país organizador, que obtiene un enorme altavoz para legitimarse y lavar su imagen pública.

Hay casos extremadamente flagrantes, como el del Mundial 1978, celebrado en una Argentina bajo la dictadura fascista de la junta militar de Videla y la Operación Cóndor, que se envolvió en los triunfos de la selección albiceleste para acallar frente al mundo la tortura, represión y persecución política que ejercía en esos mismos días. Y así ocurrió también, sin irnos más lejos, en la última edición: Catar 2022. Los petrodólares se impusieron por encima de las muertes de al menos 6.500 trabajadores (prácticamente todos inmigrantes del subcontinente indio), obreros de la construcción de los estadios, bajo unas condiciones de sobrexplotación que rozan la esclavitud. También sobre las denuncias de falta de las mínimas libertades democráticas y de disidencia política, los derechos de la mujer y la opresión por orientación sexual. La FIFA amenazó con duras sanciones a federaciones, futbolistas y aficiones que osaran protestar contra estos hechos; de modo que el resultado fue una operación de legitimación pública para la satrapía catarí.

Y en estas, hace unas semanas que la FIFA anunció que el Mundial masculino de fútbol 2030 será en España, Portugal y Marruecos. Además, con la excusa del centenario de la primera edición, en Sudamérica, habrá algunos partidos de la fase inicial en Argentina, Uruguay y Paraguay... "La pela es la pela" siempre para la FIFA, además con historia reciente de casos probados de corrupción y soborno.

El caso Rubiales, ha puesto de manifiesto el machismo imperante en nuestro país y ha dejado al descubierto que se trata de un engranaje del sistema capitalista, que lo necesita y lo mantiene para continuar su dominación.

La selección femenina de futbol gana el mundial contra Inglaterra el 20 de agosto en Sidney, en el Accor Stadium, durante la celebración de este hito deportivo, que se retransmitirá en directo, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol se convierte en el protagonista, toquetea, vapulea y abraza a la mayoría de las jugadoras, hasta el punto, que llega a besar sin su consentimiento a la futbolista Jennifer Hermoso.

Ese beso no consentido retransmitido en directo y, repetido miles de veces por los medios de comunicación recorrió el mundo, y, a pesar de los millones de personas a las que les pareció algo intolerable, a pesar del comunicado emitido por Jenni Hermoso, quienes tenían la potestad de hacer algo en ese momento, no hicieron nada en absoluto, ni el Gobierno, ni la FIFA y la Real Federación Española de Fútbol, ni la Fiscalía, y una vez más se permitió que se pusiera el foco en la víctima, y se la culpabilizara, que se la denigrara. Rubiales, el agresor, a pesar de que quedó grabado su comportamiento, inicia una campaña de desprestigio contra Jenni Hermoso de la que se empiezan a hacer eco un sin fin de machistas.

El mundo del fútbol miró para otro lado, los jugadores, entrenadores, todos los que incendiaron las redes cuando Vinicius recibió insultos racistas en el estadio del Mallorca guardaron silencio.

Las Artes Marciales, sobre todo las de origen oriental, tienen la particularidad de contar con una filosofía de vida que las diferencian de otros muchos deportes y que influyen de manera directa en la educación ética y moral de sus practicantes, además del aspecto meramente físico.

El legado de paz y sabiduría de la cultura oriental se transmite, a través de la práctica de las artes marciales, cultivando valores de conducta positivos: humanidad, honradez, disciplina, sinceridad, lealtad, seriedad y esfuerzo.

Pero las Artes Marciales, como cualquier otra actividad del ser humano, no se libran de la influencia ideológica que, en un determinado momento histórico, reciban de la clase dominante. De este modo, podemos encontrar que en el mundo capitalista, la práctica de estas artes, salvo honrosas excepciones, se enfoca en el aspecto físico y técnico, dejando de lado los demás valores que contienen. Actualmente se ve, como a menudo, las personas dedicadas a las Artes Marciales, instructores, maestros e incluso autodenominados maestros, enfatizan solo el aspecto físico y técnico de sus discípulos, olvidando todo el acerbo cultural que los fundadores de estas disciplinas han ido incorporando. Esto hace que se malinterpreten los verdaderos fundamentos de las distintas escuelas, quedando limitado todo su hacer a la práctica de sistemas de combate cuerpo a cuerpo, donde los esquemas ideológicos del sistema burgués sitúan el individualismo, la agresividad injustificada, el desprecio a los más débiles y el culto a la imagen como pseudo-valores a imitar y que convierten a sus practicantes en verdaderas amenazas sociales.

En cambio, en países como la República Popular Democrática de Corea o Cuba, además de los indudables beneficios que su práctica tiene para la salud física y mental, se cultiva el desarrollo personal y demás valores ya mencionados, llegando a considerarse una de las disciplinas de esta Artes Marciales, el Karate Do “… como un arma de la Revolución”,

 

Carrera de la Paz

La 110ª edición del Tour de Francia arrancó el sábado 1 de julio 2023 en Bilbao, 22 equipos con unos 176 ciclistas participaban en el suceso. El Tour de Francia es entre los grandes eventos deportivos comparable con el mundial de futbol o la Eurocopa; además, es – de las tres grandes competiciones sobre dos ruedas junto con la Giro de Italia, Vuelta ciclista a España – la más comercial y la más lucrativa para los patrocinadores y los ciclistas profesionales. Desde su primera edición en 1903 ha sido dominado por el rendimiento comercial que perseguían los organizadores, promotores, patrocinadores y también los ciclistas. La bicicleta y el ciclismo como deporte eran a finales del siglo XIX un fenómeno relativamente nuevo, surgido como pasatiempo entre la burguesía de la época y pronto usado para competiciones cortos y entretenimiento del público. A los vencedores de las primeras carreras ciclistas pagaron premios importantes, incluso los ganadores de carreras en biciclos (con una rueda muy alta) recibieron considerables cantidades. El editor de “The Boneshaker”1 – revista de la época para los entusiastas del ciclismo en Gran Bretaña – escribió sobre una de las primeras carreras que se realizaron en 1868 en el parque de Saint-Cloud en las afueras de Paris que los ganadores Moore y Poloni recibieron una medalla de oro por valor de 100 francos. James Moore en adelante se dedicaría profesionalmente a las carreras ciclistas que le proporcionaban unos ingresos elevados y una situación económica desahogada.

 

El 28 de marzo de 2023 salía la noticia de que el Comité Olímpico Internacional (al igual que Wimbledon unas semanas antes) había levantado el veto impuesto a las y los deportistas rusos y bielorrusos desde el comienzo de la guerra en Ucrania. Sin embargo, esto no quiere decir que el COI haya levantado el veto a Rusia o a Bielorrusia. Las y los deportistas con pasaporte de estos dos países podrán jugar en los Juegos Olímpicos, pero solo si lo hacen de manera individual y neutral, es decir, sin representar a sus países. De hecho, estará prohibido exhibir banderas y sus himnos no sonarán. Además, cualquier deportista que se pronuncie a favor de la guerra (con toda la ambigüedad que supone esta afirmación) seguirá siendo vetado.

El COI, con estas medidas, está demostrando el servilismo hacia el bloque imperialista occidental con una hipocresía escandalosa. Hay que recordar que el 22 de marzo de 2023 China hizo público un plan de paz que solo Rusia aceptó discutir. EE. UU., la UE y Ucrania hicieron oídos sordos. ¿Por qué ignoran la injerencia militar de los EE. UU. en Ucrania? ¿Acaso la UE no está enviando armamento para alentar la guerra?

Lo cierto es que el mundo del deporte está repleto de ejemplos como este. Para empezar, la Selección Yugoslava de Fútbol fue vetada en las competiciones internacionales durante el proceso de su desintegración forzada. El 3 de marzo de 1992 Bosnia y Herzegovina declara su independencia, dando lugar a la guerra de Bosnia el 6 de abril de 1992. En mayo, la ONU impone sanciones económicas y culturales a Serbia y Montenegro (Resoluciones 757, 787 y 820) y exige la retirada del Ejército Popular Yugoslavo de territorio bosnio. Al mismo tiempo, el 31 de mayo, Sepp Blatter, secretario general de la FIFA, anuncia la expulsión de Yugoslavia de la Eurocopa, que se celebraría 19 días después y estando ya la Selección en Leksand, lista para su debut. De igual manera, fue excluida de la Copa del Mundo de Estados Unidos de 1994 y de la Eurocopa de 1996. Solo Yugoslavia fue vetada, a pesar de ser un hecho objetivo la participación de la OTAN en el conflicto con el objetivo de hacer desaparecer el último país socialista de Europa.

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