Dos de las películas más relevantes de este año tratan el mismo problema: la reacción de la pequeña propiedad de la tierra a la gran propiedad: As bestas y Alcarràs. Sobre un conflicto superficialmente  idéntico: la concentración de la propiedad de la tierra para el uso intensivo de la energías renovables  en beneficio de los grandes monopolios energéticos españoles. Entre las dos nos encontramos con las tres posiciones posibles de la pequeña propiedad amenazada: una propiedad mediana con trabajo asalariado -por supuesto con proletariado inmigrante sin derecho- cuyo objetivo es la permanencia de la tierra y la producción minifundista. Este es el caso de Alcarràs. Las otras dos posiciones, enfrentadas entre ellas, se dan en As bestas: la pequeña burguesía urbana y culta que, harta de la vida alienada de la ciudad, se marcha al campo para vivir de la producción ecológica sin trabajo asalariado, vendida en pequeños mercados locales y de cercanía: una huida del capitalismo para vivir al margen. Por otro, en abierto conflicto con ella, la posición de una pequeña propiedad cuya vinculación con la tierra no es electa, sino forzada por las necesidades económicas. Estos últimos representan el deseo de someterse al gran capital porque significa la única posibilidad de escapar de la tierra. Como decía Marx respecto a la acumulación originaria, el gran capital, en este caso, libera en un sentido muy específico.

Creo que es importante deslindar los componentes ideológico-políticos de cada una de estas posiciones. La posición de Alcarrás, que definiré como nostálgica, expone, si bien dulcificada, la existencia de la explotación -en una escena se comprueba las posiciones de negociación entre el jornalero y el propietario respecto al jornal. Sin embargo, desprovee de conflicto la relación con el resto de propiedades. El conflicto se interioriza entre los propietarios. Aquellos que han perdido el vínculo sanguíneo con la propiedad y disuelven la identidad en el dinero contante y sonante, frente a aquellos, revestidos de héroes, cuya identidad se define por su pertenencia a la propiedad. Para la posición nostálgica es efectiva la identidad propiedad-subjetividad: el sujeto se define en cuanto mantiene intacta esta relación.

 

El futuro es un país extraño, decía el historiador Josep Fontana hace una década. Hoy vivimos en ese futuro, en una transición hacia un mundo diferente; un nuevo Orden Mundial cargado de cambios e incertidumbres.

Para todos aquellos que mantienen un espíritu crítico, que siguen alimentando su conciencia política y que consecuentemente se sitúan a contracorriente de los discursos dominantes, constituye un reto dotarse de los conocimientos necesarios para comprender el momento en que vivimos y actuar consecuentemente.

La CECOB, (Coordinación Estatal Contra la OTAN y las Bases), nacida de la Contra Cumbre contra las bases y la OTAN que se celebró en Madrid los días 25 y 26 de junio de 2022, ha asumido la tarea de elaborar y divulgar una serie de 12 textos que abordan aspectos esenciales de la realidad actual y tratan de mostrar la lógica en que estamos inmersos.

Hemos intentado hacerlo de una forma asequible y esperamos que se cumpla este propósito

Publicamos la Declaración que emite la Coordinación Estatal Contra la OTAN y las Bases, de la que el FAI forma parte, con motivo del 37º aniversario del tramposo referéndum de permanencia en la OTAN:

El 12 de marzo de 1986 se celebró un referéndum sobre la permanencia del Estado Español en la OTAN. No hay nada que celebrar, pero sí tener en la memoria un acto con el que la farsa y la ignominia alcanzaron un punto culminante.

Hablamos de farsa porque se vulneró de todas las maneras posibles la voluntad de los pueblos y naciones del Estado español. El primer presidente de la transición fue obligado a dimitir por su oposición a la entrada en la OTAN. El día de la investidura del nuevo presidente se produjo el golpe militar del 23 de febrero de 1981; dos días después, el nuevo presidente, Calvo Sotelo, anunció que el Reino de España entraría en la OTAN, y pocos meses después se inició el trámite para el ingreso, que culminó el 30 de mayo de 1982.

En ese mismo año se celebraron elecciones generales, que ganó por mayoría absoluta el PSOE. Una pieza esencial de esa campaña fue el lema “OTAN de entrada no”. Era necesario porque solo el 18% de la población del Estado Español apoyaba la OTAN; declararse contra la OTAN era una apuesta segura como oferta electoral.

El bombardeo mediático y la saturación de noticias nos impide en muchas ocasiones dejar espacio para el análisis calmado de la realidad. Sumado a la falta de espíritu crítico que se nos inculca dentro del capitalismo, la mezcla es perfecta para hacer pasar a fascistas por una especie de voluntariado de la cruz roja, como diría un veterano camarada.

A quienes intentamos ver las noticias con ese espíritu crítico y en el caso del conflicto en Ucrania de la OTAN contra Rusia, como propaganda de guerra, no se nos pudo pasar por alto la imagen publicada en la TVE de una familia refugiada ucraniana con simbología nazi de las SS, banderas de Pravy Sektor (partido de extrema derecha ucraniano) y un cuadro de Stepan Bandera, entre otra simbología fascista en el comedor de su casa. Esta amistosa noticia venía recogida de esta manera:

”Los ucranianos refugiados en España celebran su Navidad más amarga porque se han visto obligados a abandonar su país huyendo de la guerra. Los que llevan más tiempo en España acogen a los que acaban de llegar”.

Es decir, bajo el paraguas de la solidaridad y del drama de todas aquellas personas que huyen de una guerra, se blanquea en la televisión pública al fascismo/nazismo con total impunidad, y lo que es aún mejor, sin que salga nadie a pedir perdón por dar visibilidad a una ideología criminal que cuenta con cientos de miles de muertos a sus espaldas en el estado español.

La situación de la clase obrera en el Estado español es cada vez más abrumadora. Hemos visto como la carestía de la vida se ha disparado y nuestras condiciones laborales no mejoran, por mucho que nos quieran maquillar en La Sexta datos a costa de la temporalidad y de la precariedad de las trabajadoras y de los trabajadores.

Los productos básicos se han encarecido un 15 % en el último año, en el cual hemos pagado de media 5 veces más de luz que en 2.020, los que hemos podido gozar de ese privilegio. Lo llamamos privilegio, porque a pesar de ser un derecho fundamental, estos últimos años hemos visto casos que corroboran nuestra afirmación. Al igual que a lo que denominan “pobreza energética”, las y los comunistas lo llamamos pobreza, consecuencia de un sistema de rapiña como es el capitalismo.

Estas Navidades no solo celebrábamos el 2.022 el cumpleaños de “nuestro salvador”, también cumplían las más de 7 .000 vecinas y vecinos de la Cañada Real (Madrid) tres inviernos sin electricidad. Organizaciones internacionales como Save the Children han denunciado esta situación e incluso el Comité Europeo ha requerido que se ponga una solución a esta situación que atenta únicamente contra las familias proletarias. No creemos que sea una problemática que vaya a afectar a El Viso o a la Castellana, sino a los barrios obreros.

Lidia Martínez, presidenta de una de las asociaciones vecinales de la Cañada Real, en una entrevista para la Cadena Ser también afirmaba: "pensamos que es una forma de hacernos bullying para que nos vayamos. Casualidades de la vida, nos encontramos que hay desarrollos urbanísticos cercanos donde están trabajando continuamente. Es una presión para que los vecinos de la Cañada nos vayamos". Poniendo de manifiesto las rastreras estrategias que ha utilizado, utiliza y utilizará para conseguir sus objetivos.

También diferentes barrios obreros de la periferia sevillana viven una situación similar, con la consigna de “hasta los ovarios de los cortes diarios” enfrentan las vecinas y vecinos de San José de Palmete, Torreblanca, Bellavista, entre otros, los dos años con cortes de luz periódicos.

Asco, mucho asco, está provocando esta Europa con reminiscencias imperiales y servilismo absoluto a su amo.

No hablaremos de Borrell o de Von der Layen y su esperpento continuo. Hoy basta hablar de medios de comunicación y de muertos, muchos muertos por un desastre natural.

En el sur de Turquía y el norte de Siria se desataron las fuerzas de la naturaleza en un terremoto, en realidad 2, de 7,8 y 7,5 en la escala de Richter, más sus réplicas.

Al momento de escribir se habla de más de 30.000 muertos y desgraciadamente al final serán muchos más.

Las noticias de los mass media se centran en enseñarnos las desgracias individuales, el perro rescatado, el bebé “milagro” y hasta las dos hermanas rescatadas después de 6 días entre los escombros. La solidaridad de particulares y el apoyo de la “comunidad internacional”.

Pero como en todo, hay dos varas de medir y circunstancias que son aberrantes.

La llamada comunidad internacional (apenas 50 países del mundo, ricos, desarrollados y miembros de la OTAN) establecen las noticias a repartir entre sus siervos.

Ahí están todas las agencias de noticias, sacando noticias de cómo los “Cascos Blancos” han rescatado una familia completa en Siria…si quieren ver el vídeo, pueden comprobar la cara del niño, que no llega a entender su papel, los cientos de personas alrededor con cámaras filmando, etc. Lo mismo de siempre, como cuando preparaban los efectos de los “ataques químicos” de Al Assad. Eso sí, los presentes gritan Allah Khou Akbar (Dios es grande), dando un poco de sentido a en qué parte de Siria están realizando tan milagroso rescate.

La energía ocupa un lugar de primer orden en las capacidades que necesita el capitalismo para la producción de mercancías, con el objetivo fundamental de la obtención de la ganancia. Las fuentes de energía, y su desarrollo técnico, determinan de forma absoluta la totalidad del sistema socioeconómico.

El capitalismo empieza su desarrollo usando como fuentes de energía el carbón y la electricidad. Luego, el petróleo supuso un salto cualitativo. En paralelo, el desarrollo técnico pasa por la máquina de vapor, el motor de explosión y la maquinaria alimentada por electricidad. Todo ello lleva a los pasos siguientes, en los que se introduce la energía atómica, o nuclear, la eólica, la mareomotriz (que no ha tenido todavía un desarrollo significativo), y, ahora, el sistema anda con la fotovoltaica, que está de moda, y también con el láser.

Estas energías han ido incrementando las capacidades industriales, con la creación de máquinas con enormes capacidades para transformar la naturaleza. También, asociado a ello, resuelven muchas necesidades para el bienestar humano.

La energía nuclear ha llevado a la fabricación de una nueva generación de armamentos, de alta letalidad. Lo mismo ocurre ahora con el láser y con nuevos combustibles perfeccionados, que hacen posibles las armas hipersónicas y la supercavitación (navegación submarina y torpedos). Existe un arsenal mundial con capacidad para destruir varias veces el planeta, con la consiguiente desaparición de la especie humana.

También estos cambios energéticos han llevado consigo una impactante intervención en la naturaleza. Al tiempo que generan enormes conflictos violentos entre países que pugnan por su control.

Y dale Perico al torno otra vez con lo de topar los precios. Tanto el ejecutivo en su conjunto, como solo la parte morada del mismo, se empecinan en dar vueltas y vueltas a propuestas que, teniendo como consecuencia (u objetivo), alejar de la agenda reivindicativa la exigencia de subidas salariales, impiden o dificultan la recuperación de la capacidad adquisitiva. La pérdida de la misma por la subida incontrolada de los precios, no se soluciona con las medidas implementadas.

La penúltima ocurrencia deja caer algo en torno a las hipotecas y, la antepenúltima, si no hemos perdido el hilo, propuesta política, en esta línea,  coincidiendo con el arranque del periodo electoral de este 2023, fue sobre la cuestión del precio de los alimentos y la necesidad de intervenir sobre los productos básicos.

Para paliar el incremento de los precios, el Gobierno ha suprimido desde el 1 de enero de 2023 el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) de los productos que ya tenían el tipo reducido del 4% y, además, ha bajado del 10% al 5% el IVA de los aceites, incluido el de oliva, y las pastas. Desde ese momento, yo ya intuí que me subirían el precio de mi barra de pan diaria un 4%. No me equivoqué. Los 90 céntimos que pagué por ella en diciembre de 2022, permanecieron inalterados en 2023, lo que de hecho supone una subida del 4%, puesto que ese porcentaje ha pasado de ser impuesto (recaudación), a tasa de beneficio.

Obviamente, esta anécdota de carácter personal, sirve para resumir el sentir de la mayoría del pueblo trabajador que, en ningún caso, ha percibido ningún alivio económico, fruto de estas medidas.

Es cierto que, ante la vigilancia de las organizaciones de consumo, las grandes superficies (no los pequeños comercios), han aplicado la norma. Pero ello, no es óbice, para que mañana sigan incrementándose los precios de los alimentos, a la par que el resto de productos que se exponen en estos monstruosos monopolios de la distribución.

 Declaración política del Segundo Encuentro Internacionalista

 El capitalismo padece una profunda crisis general, que por lógica dialéctica de su propio desarrollo, parece ser aún más grave que sus dos anteriores, la de finales del siglo XIX, que hizo estallar la I Guerra Mundial, y la de los años treinta del siglo XX, que provocó la II Guerra Mundial.

Los análisis científicos de Marx, Engels y Lenin sobre su inviabilidad para resolver los problemas de la humanidad son indiscutibles.

En concreto, se están cumpliendo ante nuestros ojos sus previsiones sobre la ley de acumulación y en el derrumbe del sistema capitalista. Esta ley, que tiene un carácter tendencial y no mecánico, sitúa la tasa de ganancia como el motor de la acumulación capitalista. La tasa de ganancia desciende inexorablemente al aumentar la composición orgánica del Capital, y son las contratendencias que la burguesía ha desarrollado para hacerla aumentar las que marcan la historia do desarrollo del capitalismo, especialmente en su etapa imperialista.

La burguesía consciente de la gravedad y el alcance de la crisis estructural y sistémica en todas sus órdenes, reacciona de la única manera posible: endurece la sobreexplotación de la clase trabajadora y dominación de los pueblos para dilatar la inevitabilidad de su superación y tratar de perpetuar sus privilegios.

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