Repasando algunas de las principales ideas de los más destacados autores que han trabajado sobre las causas de la guerra, es fácil concluir que la consideración de la razón de Estado1, de la necesidad de defenderlo frente a enemigos internos y externos, es su principal motivo.

Desde Sun Tzu a Maquiavelo, Clausewitz, Engels, Lenin, Mao o Che Guevara, cada cual con su posicionamiento de clase determinándole su análisis, todos sitúan las razones de la guerra en hechos políticos ciertos y concretos que permiten su interpretación sin recurrir a motivaciones idealistas o religiosas que, en realidad, solo ocultan las verdaderas causas que hay detrás de cada conflicto bélico.

Es por ello que vemos necesario recurrir a esta razón, para interpretar la causa última - más bien las causas -, de la guerra en Europa y la creciente implicación del Reino de España en la misma.

¿De qué razones de Estado estamos hablando? ¿Qué papel juega España en este contexto? ¿Dónde están los intereses de la clase trabajadora en este conflicto? ¿En qué fecha situamos su inicio? ¿En 2014 con el golpe de estado del Maidán, en 2022 con el inicio de la Operación Militar Especial de la Federación Rusa en Ucrania, o el 7 de mayo de 1999 con el bombardeo de la OTAN que destruyó la Embajada de la RP China en Belgrado?

El pasado mes de mayo, el Gobierno “progresista” de Pedro Sánchez firmaba con EE.UU. un supuesto tratado contra la desinformación y los “bulos”, afirmando que servirá para protegernos de las “amenazas para la seguridad” y para “evitar la desinformación”.

En plena escalada bélica de occidente, este es un compromiso más del gobierno de la socialdemocracia con el amo yanki (no había más que ver el énfasis y la cara con la que agitaba su mano el sumiso Albares), para seguir agudizando la dictadura informativa, donde el derecho a la información debe someterse a la visión del mundo bajo los intereses de los grandes monopolios capitalistas, representados por EE.UU.-Reino Unido y UE y aliados. Es el imperialismo en guerra multidimensional contra la humanidad.

Y la realidad es que, puesto que por otras vías no pueden vencer, son ellos quienes llevan la guerra a cada rincón del planeta para mantener su decadente hegemonía, dedicando horas y horas de propaganda ideológica cada día, para legitimar su violencia contra los pueblos del mundo y contra cualquier resistencia organizada.

Aunque en el Reino de España la censura es un método nada novedoso, pues ya hicieron lo mismo con el diario vasco Egunkaria, demostrándose años más tarde, cuando habían conseguido el objetivo de exterminarlo, que no había infracción alguna; partimos de los hechos ya consolidados de la ilegalización de medios de comunicación rusos en los países del centro imperialista, como Rusia Today, Ria Novosti y varios más, tras la guerra de la OTAN impuesta en Ucrania.

Es una constante guerra ideológica dirigida hacia el pueblo trabajador del mundo y de los países del centro imperialista en concreto, para legitimar sus métodos cada vez más violentos. Así, respecto al enorme grado de violencia y guerra mundial, consiguen mantener un alto nivel de desmovilización general, a pesar de continuar con la guerra contra Rusia, llevar a cabo el genocidio en Palestina equiparando al verdugo y al agredido, manteniendo durante más de 60 años un bloqueo criminal contra el pueblo cubano y su dirección revolucionaria, asegurando el caos y la guerra permanente en numerosos países africanos, para extraer sus recursos, alimentando la inestabilidad en el Mar de China, etc.

Decisivo fue el triunfo del Ejército Rojo de la Unión Soviética en la batalla más significativa de la 2ª Guerra Mundial y en la lucha contra el Nazi-fascismo. La revista de la Coordinadora Estatal Contra la OTAN y las Bases, que presentamos a continuación, pretende no sólo conmemorar la batalla de Stalingrado como un acontecimiento histórico, queremos también contrarrestar la manipulación de la historia del siglo XX – que es nuestra historia y nuestra memoria colectiva. La resistencia contra el fascismo y la lucha de los pueblos contra el colonialismo y el imperialismo forman parte de esta memoria colectiva y de clase. No hay que olvidar que la lucha de clases se articula también en el ámbito cultural por el poder y la autoridad de interpretar (o manipular) la historia de las luchas.

La historiografía occidental suele decir que el nazismo se centró en el  exterminio del pueblo judío, pero apenas proporciona información del sufrimiento de las víctimas de los pueblos eslavos de diferentes nacionalidades, sobre todo rusos, bielorrusos, ucranianos, polacos, serbios y otros más. En el prólogo aporta el autor Ángel Descalzo datos sobre unos 11 millones de víctimas de diferentes etnias y culturas, además de los miles comunistas, socialdemócratas, cristianos y todos los que se opusieron al régimen dictatorial de los fascistas.

Te presentamos algunas de las razones y propuestas por las que este 9 de junio, frente a la Europa de la Guerra y la OTAN, la alternativa es comunista. #VotaComunista #VotaConalicionPCPE-PCPC

La edición de este año 2024 de la Escuela Central del PCPE ha contado con una ponencia de Andrés Piqueras. Entender las sociedades en las que vivimos y los procesos económicos del capitalismo en crisis general, es la palanca imprescindible para construir las propuestas transformadoras. Análisis y conocimiento para la práctica diaria de lucha y por ello, publicamos la exposición de dicha ponencia a fin de socializar los conocimientos que generosamente nos brindó Andrés al nutrido grupo de militancia que compartimos escuela Trifón Medrano.

El presidente Pedro Sánchez anunció en la sesión parlamentaria del 22 de mayo el reconocimiento del Estado de Palestina el próximo 28 de mayo por parte del Consejo de Ministros. Una medida cacareada desde hace meses que por alguna casualidad se va a llevar a cabo en plena campaña electoral para el parlamento europeo. De esta manera, el Reino de España se sumará a los 143 países que ya reconocían al Estado de Palestina.

Más de treinta mil muertos (con cerca de quince mil niños y niñas), decenas de miles de heridos y heridas, hospitales y escuelas destruidas, bombardeos con fósforo blanco, la hambruna como medio de guerra y, en definitiva, el genocidio en vivo y en directo del pueblo palestino cuya única respuesta hasta el momento es un acto formal de reconocimiento de su existencia.

Esta medida tiene un valor político importante, no lo podemos negar, pero por supuesto, es insuficiente y llega tarde. Nada hemos oído sobre la ruptura de relaciones diplomáticas con la entidad sionista, tampoco sobre el embargo de armas y la ruptura de relaciones comerciales (no olvidemos que el estado español envió dos fragatas para apoyar a un portaviones de los EEUU en la zona al inicio del genocidio), menos aún sobre apoyar la causa abierta por la Corte Internacional de Justicia contra la entidad sionista de Israel y por supuesto, tampoco se reconocerá el legítimo derecho a la resistencia palestina por todos los medios a su alcance contra el ocupante. 

Es importante recordar que el mismo gobierno encabezado por el PSOE/SUMAR que reconoce al estado palestino, es el gobierno que ha vendido al pueblo saharaui a la dictadura marroquí, el mismo que organizó la cumbre de la OTAN en el 2022 en Madrid, aquel que prorrogó la autorización de las bases yanquis en el estado español y firma los presupuestos belicistas más elevados de la historia de España, y por si fuera poco, en esa misma sesión parlamentaria del 22 de mayo, apoya sin ningún tipo de fisuras al gobierno nazifascista de Ucrania en forma de millones.

La mayoría de quienes formamos parte de la clase trabajadora, no nos planteamos cuestiones como  lo que son o representan los salarios. Tampoco analizamos datos macroeconómicos que nos digan si es conveniente para el bien general o no su actualización y revalorización, ni las consecuencias que ello podría tener en otras esferas de la economía.

Actuamos de forma intuitiva, a pesar de haber perdido con “la cultura” del consenso y el pacto, parte del ADN revolucionario que nos caracterizó en otras etapas históricas. Sabemos que mayor salario significa menor beneficio para el patrón y que este último, se optimiza con menores sueldos.

Gran parte del Trabajo perdió la noción colectiva de clase, se dejó convencer por la idea de que la paz social ampliaba de forma interclasista la base de lo común, asumiendo con fe irracional y pseudoreligiosidad una suerte de casa única o patria abstracta. Si la empresa gana, el país progresa y al final la totalidad gana. Una visión espectral y fantasmagórica del “win to win”. La fuerza del ilusionismo propagandístico de un sistema que manipula, somete y aliena a la mayoría social.

En cualquier caso, a pesar de que los datos muestran otra cosa, aparentemente en las últimas décadas se han mantenido ciertos estándares de vida que han propiciado esta paz social. Una parte importante del pueblo trabajador aún puede sostener sus hogares, llega a fin de mes, con mayor o menor dificultad e incluso puede disfrutar de ciertas vacaciones en una playa benidormí o emular al famoseo en Marbella. Disfrutamos largo tiempo a expensas de otras miserables vidas.

Es el disfrute de los que pueden, porque el ser “individual” ha ganado espacio al “colectivo” y solidario. Sin embargo, es esa misma concepción vital la que está impidiendo mantener estos estándares de vida y que paulatinamente se estén degradando. Los derechos que no se defienden se pierden. Que las negociaciones sean de tú a tú es algo reivindicado constantemente por el pensamiento económico liberal y que consiguió con el beneplácito de unos sindicatos sometidos y cooptados por la lógica del sistema. Una sogatira trucada para trabajadores y trabajadoras.

Hace unos días nos visitó Luis Gonzalo Segura para impartir una conferencia sobre "Geopolítica y tercera guerra mundial". Aprovechamos su estancia para realizarle una breve entrevista sobre el tema y sobre su último libro "La trampa ucraniana" .

La guerra es intrínseca al capitalismo en su fase imperialista, también la contribución del oportunismo a su desarrollo es amplia e históricamente corroborada. Dicha implicación viene de lejos. La socialdemocracia no se pierde ninguna de las aventuras belicistas e incluso alguna las dirige. Cómo olvidar a Solana, Secretario General de la OTAN que en 1999 dejó caer dos mil misiles y nueve mil toneladas de explosivos (algunos con uranio empobrecido) sobre Yugoslavia.

En el aniversario 75 de la OTAN, el mismo partido que engañó al pueblo trabajador con su referéndum de premisas falsas, el PSOE, el mismo que nos coló de lleno en la estructura militar, le regala de cumpleaños una nueva base militar en Maó. Será la tercera base en nuestro suelo que dará apoyo logístico a la flota de la OTAN en el Mediterráneo, junto con Rota y Cartagena. Silencio cómplice del partido que co-gobierna, SUMAR.

La agenda política y la estrategia económica e industrial de la Unión Europea la marca una OTAN que se extiende hasta las fronteras rusas. De ahí el ardor guerrero desplegado por los gobiernos europeos que como “buen consejo de administración de los monopolios” a los que responden, saben que tienen que ir a la guerra para intentar un nuevo ciclo de acumulación y ganancias y deben obedecer al brazo armado del capital. De ahí el incesante crecimiento de los presupuestos militares, en detrimento de todas las partidas sociales, sanitarias o educativas. No se trata de tal o cual gobernante, se trata de a donde van los dineros del estado, si a la adquisición del caza Eurofighter o por ejemplo a las partidas destinadas a evitar que más de 40.447 personas mueran al año esperando recibir las ayudas a la dependencia. Silencio cómplice de quienes, aun denunciando los recortes, omiten la verdadera causa de los mismos.

El símil de la rana, cociéndola a fuego lento, es el que han venido aplicando los gobiernos europeos, de todos los signos, con sus poblaciones. Al menos desde el 2016 cuando se lanzó la Estrategia Industrial Europea de Defensa, iniciativa para potenciar al sector armamentístico y desde entonces no ha dejado de desarrollarse la industria militar, la economía europea ha venido preparando la guerra, aunque eufemísticamente la llamaba estrategia defensiva. El gobierno “más progresista” antes con Podemos y ahora con su risueña secuela de SUMAR, ha venido alimentando la industria de la guerra incrementando incesantemente los gastos militares, no sólo vía presupuestos sino con gastos adicionales, que para 2023 fueron de 28.232 millones de euros sólo en misiones en el extranjero y programas de armamento, ¿para cuantos centros de día o de atención primaria da eso?

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