Siempre me ha resultado curioso que aquellos personajes que se llenan la boca hablando de la defensa de la familia y se proclaman a sí mismos “pro-vida”, sean los mismos que nos niegan a los jóvenes la posibilidad de formar una, pues son los mismos que con las contrarreformas laborales esquilman nuestro poder adquisitivo y quienes mediante los recortes reducen las plazas en guarderías, escuelas o eliminan ayudas a la maternidad.

La juventud en el capitalismo se ve abocada a un modelo de ocio que adormece su conciencia de clase y no soluciona sus necesidades sociales.

Los gestores del capitalismo profundizan el proceso de expulsión de la educación y de abaratamiento de la mano de obra joven, se acrecientan los ataques contra los estudiantes de extracción obrera y popular, el último de ellos las becas sin cotización y el sistema de prestamos, ante lo que muchos estudiantes comienzan a organizarse, debatir y avanzar en una línea que permita la lucha constante y prolongada. Tal es la situación del momento actual y la que nos marca nuestras tareas. 

Desde mucho antes del comienzo de la crisis, el trabajo en establecimientos de comida a domicilio ha sido uno de los más precarios que un joven puede encontrar. La propia creación del convenio de “elaboradores de productos cocinados para su venta a domicilio” fue una maniobra de las empresas, multinacionales en su mayoría con sistemas de franquicias, para salirse del convenio de la hostelería, malo también, pero de mejores condiciones. Así, se posibilita una explotación y abuso desmedido con elementos que son peores que lo regulado en el Estatuto de los Trabajadores, como por ejemplo los referentes a la flexibilidad de horarios.

El curso del 2013-2014, sin ceñirnos exclusivamente al ámbito académico, ha supuesto para la Juventud Comunista un nuevo acumulado de fuerzas y experiencias que nos hacen avanzar a pasos de gigante.

Un sistema jerárquico que obliga a pasar muchos años con un sueldo de miseria y unos criterios opacos son los principales obstáculos

El cambio de la lógica en las Universidades, hacia una lógica empresarial hace que los criterios de selección sean cada día más exigentes y las condiciones laborales para los ‘estamentos’ más bajos de esta pirámide peores lo que implica que sólo quien pueda costearse una buena formación y mantenerse muchos años con el sueldo de sus padres puede trabajar en la Universidad.

Las consecuencias de esta situación son claras: por un lado se potencia la no finalización de estudios con todas las dificultades económicas y de transporte y se obtiene una mano de obra barata; por otro, las alternativas de ocio y culturales son mínimas, abocando a la juventud al consumo de drogas (el consumo de alcohol en el medio rural está 10 puntos por encima del del medio urbano y el consumo de drogas ilegales se triplica) 

¿Se imaginan que hace 7 años alguien les hubiera dicho que sus condiciones laborales iban a ser las de trabajar nocturnamente en una explotación hotelera de conserje: 48 horas semanales, 6 días a la semana, sin ningún día de fiesta libre y 15 días de vacaciones al año? ¡Y todo por 700 euros y una nómina de media jornada de 374 euros! Irregularidades en la contratación todas. Así funciona la subcontratación hoy.

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