La gestión capitalista necesita de una mayor dramaturgia, así la irrupción de VOX en la política española es el “lobo” que la oligarquía necesita para perpetuarse en el poder.

Confundir a la clase obrera, con engaños y acusaciones falsas de los auténticos culpables de la situación de supervivencia en la que el capitalismo, en su crisis, somete al pueblo trabajador. Dificulta identificar el carácter reaccionario ultraderechista de esta organización.

¿Cómo podemos reconocerlos entonces? Analizaremos el discurso y sus propuestas.

Etnocentrismo, racismo y xenofobia, rechazan a otras etnias basándose en la supuesta superioridad étnica y cultural, priorizan la que consideran como “su gente” (ya sea en base a la raza, al nacimiento, al color de piel…) sobre las personas que consideran que no lo son. Estos postulados justifican la xenofobia, fomentando el abuso y discriminación contra la población extranjera trabajadora.

 

Pilar Eyre Estrada es una reputada periodista barcelonesa que, hasta ahora, lleva 22 libros escritos. Entre otros asuntos, es especialista en indagaciones acerca de la saga de los borbones, más particularmente en torno al emérito afincado hoy en Dubái bajo la lujosa chilaba de su íntimo amigo el jaque Mohamed bin Rashechad Al Maktoum, dueño éste de un harén con 6 guapísimas mujeres. De esta morbosidad la escritora, con su talento escribidor, hace crecer fabulosamente su cuenta corriente.

Nada que decir de esta trabajadora literaria si no fuera porque en una de sus entrevistas, en el Periódico de Catalunya del 27 de marzo último, dejara caer la ponzoña, a pregunta de Elisenda Pons en “másPeriódico”: ¿Hasta intentar entrar en el PSUC? A lo que contestó: “-Hice un cursillo de cuatro horas, tres veces por semana, para entrar como militante. Creo que era la que lo hacía mejor. La gran humillación de mi vida fue que al final me dijeron: No, tú no, camarada Carlota -mi alias-, porque creemos que hay cierta frivolidad en tu comportamiento. Me dio mucha rabia porque ese mismo partido me hacía ir a recaudar dinero para pancartas y espráis con una minifalda muy corta, y al día siguiente que no recogía mucho, el responsable me decía: “Seguro que hoy ibas con pantalones”.

La presencia permanente de los sectores más reaccionarios de la sociedad al mando del aparato de poder estatal, es una constante en la historia de España. Esta alianza, de tradición terrateniente, católica y contraria al avance de las ciencias, apartó desde bien temprano el avance hacia la modernidad y el desarrollo, durante la etapa de las revoluciones burguesas en Europa, concluyendo durante el último siglo en un Estado burgués, basado en la sobre-explotación, la desigualdad territorial y el atraso social y cultural.

La tradición republicana en España, siempre ligada a propuestas de avance social, nunca ha dejado de confrontar con este bloque dominante reaccionario y sus principios fundamentales.

Si durante la I República se cuestionaba qué fracción de la burguesía tomaba el control del estado, la segunda República, desde un principio, estuvo íntimamente ligada, principalmente, a la lucha de la clase trabajadora campesina y orientada a quebrar la dominación de los grandes propietarios. La centralidad de la clase trabajadora como sujeto revolucionario durante la II República, ahora sí consciente, como clase para sí, se había dado gracias al avance de un movimiento obrero y jornalero forjado tras décadas de lucha contra la patronal y sus pistoleros rompehuelgas, y la dictadura de Primo de Rivera; se quiebra, por tanto, el modelo de dominación de la Restauración. Y fue esa conciencia y la autonomía de la clase trabajadora y sus organizaciones, la que hizo posible atisbar un nuevo paradigma de Estado fundamentado en el poder obrero.

Requerimos mucha calidad en los estudios concretos de la actual situación histórica, que no tiene parangón en la formación del nazi-fascismo. Foto: Fotograma de El Gran Dictador

No hay que esperar a que la burguesía se asuste para que se muestre nazi-fascista. La ideología de la clase dominante posee, de nacimiento, filigranas de odio empapadas en miedo de clase, que trabajan sistemáticamente en todo el espectro, objetivo y subjetivo, de sus dominios.

Actúan permanentemente, en una calle oscura, en un semáforo, cuando se acerca alguien que no usa ropa aceptable, cuando el color de la piel no es como debería ser, cuando se habla distinto, cuando huele a pobreza, cuando la propiedad privada se ve amenazada.

Ahí está el odio-miedo disfrazado de rejas, en puertas y ventanas, disfrazado de perros guardianes, de guardaespaldas y vigilancia zonal humana o con cámaras. Ahí está el odio que les da sentido a sus policías, ejércitos, leyes y políticos asalariados para cuidarle a la burguesía todos sus bienes y sus males. El sentido burgués del odio.

La población civil en Bucha, principal víctima del fascismo en la guerra en Ucrania. Foto: TELESUR

Algunas agencias de prensa y otros grandes medios occidentales se ceban con las informaciones que se producen, aunque estén manchadas de sangre –o que nunca se producen, sino que se inventan– sobre la confrontación bélica en Ucrania.

Los ejemplos diarios de noticias falsas, más que todo, quitan crédito a los medios que las publican, y a los periodistas que las escriben.

Pero también nutren a los líderes occidentales que las esperan, en su afán por desprestigiar a Rusia y justificar el alargamiento de un conflicto que ya debió terminar, en paz y con garantías mutuas, sin intromisiones ni juegos políticos para cercar a Moscú.

La comunidad internacional debe oponerse, «de verdad», a la codicia del complejo militar de Estados Unidos que vende armas, no importa el uso que se les dé, lo mismo para que sus ciudadanos se maten entre sí que para atizar guerras allende los mares, como ocurre hoy en Ucrania o en otras naciones del Oriente Medio.

Muchas de las que llamamos consecuencias económicas de la guerra para Europa o España, son en realidad causas de la misma y cuyo agravamiento ha sido el desencadenante de una desenfrenada escalada bélica en la que EEUU y sus socios europeos se han embarcado en una salida hacia adelante ante la pérdida de peso internacional y la dificultad de mantener la reproducción ampliada en sus economías.

Casi nadie parece recordar que 2014 fue un año en el que la UE y EEUU, endurecieron sanciones contra Rusia en el ámbito financiero, energético y militar y que fue un periodo en el que Rusia se paseó sobre el precipicio de la recesión y que Europa andaba sumida en la gran depresión que se inició con la crisis de 2008.

A estas alturas del conflicto, a pocos se nos escapa la dependencia de la Unión Europea respecto a Rusia en materia energética (principalmente gas) y materias primas.

El capitalismo desde sus orígenes se ha visto inmerso en multitud procesos recesivos y alcistas, los llamados ciclos (en su más variada formulación y tipología) más o menos pronunciados, endógenos al propio sistema productivo.

Sin embargo, son especialmente destacables y han merecido un estudio más exhaustivo por sus implicaciones económicas, pero también políticas, las tres grandes depresiones cuya existencia es consensuada.

Depresión económica es esa fase que se da a posteriori de una gran recesión que se mantiene prolongada en el tiempo con escasos o nulos síntomas de mejora, dejando de ello registro, en los principales aspectos de la actividad económica: estado de los precios, producción, rentabilidad, empleo…

La primera de estas grandes depresiones se sitúa a raíz del llamado Pánico de 1873 y la consiguiente “Gran Depresión” (denominada así hasta la de 1929), que a la postre desencadenó en la Primera Guerra Mundial de 1914, tras el inicio de lo que se llamó la Segunda Revolución industrial y la expansión económica y militar de Europa con el imperialismo.

El capital retuerce cualquier legislación para aumentar sus ganancias. Sabemos que sus concursos de acreedores son una fuente de ahorro, pero hay más. Existen mil y un millones de formas de eludir responsabilidades, de eludir o evadir las obligaciones fiscales. Todas ellas las hacen gentes muy capacitadas por las grandes escuelas de negocios con el placet, por supuesto, de gobiernos corruptos.

Air Europa es sólo la punta del iceberg de un entramado empresarial más grande que se llama Globalia. A la cabeza del grupo se encontraban los hijos del todopoderoso Juan José Hidalgo, meritocracia pura ¡oiga!

Dentro de este gran grupo se encontraban, aparte de la citada, Halcón Viajes, Be Live, Travelplan, Groundforce, Ibertours, Viajes Ecuador, iberrail, MK Tours, Tubillete.com, Welcomebeds, Welcome Incoming Services y Marsol.

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