Como certeramente nos enseñara Marx en su obra Salario, Precio, Ganancia, “el máximo de ganancia se halla limitado por el mínimo físico del salario y por el máximo físico de la jornada de trabajo…la determinación de su grado efectivo se dirime exclusivamente por la lucha incesante entre el capital y el trabajo”, por tanto, o somos capaces de situar el escenario de la gestión de la situación que se deriva de la pandemia de la Covid-19 en el marco de la lucha de clases, o, de entrada, ya tenemos la batalla perdida como clase.

A principis dels anys 90, quan YouTube i altres canals no existien, les xiquetes i els xiquets valencians passaven bona part del seu temps lliure mirant la televisió. Uns repetidors propietat d’Acció Cultural enviaven el senyal de la televisió autonòmica catalana TV3 a tots els territoris d’àmbit catalanoparlant, així que a més de l’oferta de la Televisió Espanyola es podien veure programes íntegrament en català com ara el Club Super 3, on una tomata amb ulleres de sol rebia trucades telefòniques de Fraga a Maó i de Salses a Guardamar. La cosa es percebia aleshores amb certa normalitat. Els processos de canvi polític després de la mort del dictador eren encara recents, els criteris de la intel.lectualitat més o menys es respectaven i es conservava cert aperturisme envers els fets culturals. La reacció no n’era encara plenament conscient de les forces que encara conservava.

En este artículo se pretende ilustrar en mayor o menor medida el impacto medioambiental que el ser humano provoca en su entorno y lo necesario que es tomar consciencia al respecto. La actividad industrial y el consumo de recursos naturales a una escala nunca antes conocida pone en jaque a toda la especie humana y a la gran mayoría de animales y plantas que componen la biosfera, cada año se ven reducidos los números de estas especies debido a la explotación de los recursos naturales y la consiguiente desaparición de los hábitats, amén de otras muchas especies que se han extinguido o están en peligro de desaparecer para siempre poniendo en peligro el equilibrio de los ecosistemas donde cada una tiene un papel determinante en los procesos naturales que modifican su entorno.

Es curioso cómo el último caso de un jugador expulsado de un equipo de fútbol ha levantado cierto revuelo. Cierto, porque si hubiese sido de un neonazi como Zozulya o como tantos otros como Soldado, Negredo, o Pepe Reina, los ríos de tinta de los ultraconservadores medios de comunicación futbolística habría inundado hasta el Atlántico.

Hace poco vimos cómo se condenaba a la afición del Rayo Vallecano por llamarle nazi a un nazi. Una paradoja difícil de entender, puesto que si alguien considera que ser nazi es un insulto, ¿cómo es posible que defienda esa ideología?

Los seres humanos somos animales de opinión. Una fuerza interna nos impulsa a exponer con vehemencia lo que consideramos verdades; algo que pareciera natural si no fuese por un simple detalle: hasta ahora ningún humano ha demostrado tener la verdad absoluta sobre nada

Foto: Obra El pensador, de Marcelo Pogolotti

Hace unos días, salí a la calle y alguien me dijo: «Caramba, muy bueno ese artículo que publicaste. A todo el mundo le ha gustado». Media cuadra después otra persona me haló por la manga: «Muy malo ese artículo que publicaste. Todo el mundo lo está criticando». Tras el instante de perplejidad, recordé una máxima de Nietzsche: «El mundo real es mucho más pequeño que el mundo de la imaginación».

La apresurada y clandestina huida de Juan Carlos I fuera de España lleva a pensar que existe algún problema grave que amenaza con un nuevo escándalo mayor a la familia de los Borbones.

No cabe la menor duda de que hoy el bloque de poder en España tiene un grave problema con la monarquía y, en términos más precisos, con Juan Carlos I.

Y no es una cuestión menor. Para el actual sistema de dominación en España la monarquía es una especie de imprescindible clave bóveda, que hace posible que se mantenga la estabilidad de la totalidad del edificio opresor La llamada Transición, y la ópera bufa del golpe de estado del 23 F, no habrían sido posibles si la monarquía no se muestra colaboradora para jugar todos los papeles (con Franco, contra Franco, con Tejero y sus secuaces, contra Tejero finalmente), para que al final todos (o casi todos) los poderes fácticos decidieran situarlo como “baluarte de la democracia”. Hay que reconocer que en el golpe de febrero del 81 las dudas de Juan Carlos I se prolongaron demasiadas horas, hasta que lo convencieron de cuál era el bando ganador, y decidió ponerse a la cabeza, después de mucho sopesar.

Se agrava la crisis general (estructural) del capitalismo y se agudiza la agresividad del imperialismo.

El nuevo ciclo de la crisis capitalista, que ya se estaba iniciando desde hace más de un año, se ha acelerado con el estallido de la pandemia de la Covid-19. El escenario mundial es de caída generalizada de los principales indicadores económicos, aumento desmesurado del paro y el empobrecimiento de amplios sectores de la clase obrera. Todos los indicadores se sitúan a la baja, si bien el capital financiero (Black Rock y otros fondos buitres, así como monopolios transnacionales como Amazon, Google, Microsoft, etc.), aprovechan el momento para adueñarse de nuevos sectores económicos, que se encuentran más debilitados en esta situación, y aumentan de forma importante su poder y su control sobre sectores cada vez más amplios de la economía.

Imagen: Bilderandi

Las cifras de vehículos que circulan por el estado español son enormes. Sobre una población de unos 46 millones de habitantes tenemos un parque móvil de casi 35 millones de vehículos. Los datos de 2019 que ofrece la DGT son de vehículos registrados con el pago del seguro al día. Concretamente cuentan 34,5 millones de los que la mayoría son turismos (24,5 millones), seguidos de camiones (2,5 millones), furgonetas (también 2,5 millones), motocicletas, autobuses y tractores. Estas son cifras de vehículos de carretera. Falta añadir toda clase de embarcaciones a motor, así como aviones, avionetas y helicópteros. Nos sale a casi un vehículo por habitante y cuando decimos uno por habitante no hay que olvidar que se incluyen niñas y niños, ancianas y ancianos, personas que no conducen por problemas físicos o psicológicos, personas en prisión, personas que por su situación económica no pueden permitirse coche ni moto, personas que por decisión militante no usan vehículos a motor para desplazarse, personas hospitalizadas, etc.

Ante la actualidad del análisis y propuestas que se contienen en la Declaración conjunta publicada el pasado 30 de Julio, volvemos a publicarla de forma destacada para reiterar nuestra exigencia de que se garantice la seguridad de alumnos y docentes en el nuevo curso que empezará en septiembre.

 

Desde hace meses el profesorado está poniendo de manifiesto su preocupación por la vuelta a las aulas en septiembre, así como su malestar ante la falta de medios destinados a garantizar la salud del alumnado y, como no, también de ellos mismos como docentes y del conjunto de la Comunidad Educativa.

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