El imperialismo yanki, al organizar una armada internacional para intervenir contra Yemen en el Mar Rojo, da un paso más en el camino de convertir la cuestión palestina en una guerra total en los países de la zona. Esta agrupación naval no es otra cosa que una banda de corsarios al servicio del sionismo, y es un refuerzo más de la estrategia terrorista y genocida de la entidad sionista israelí.

Yemen, oficialmente, se ha declarado parte activa de la Resistencia Palestina, por lo que esta intervención militar, impulsada por los EE UU, es una intervención directa contra la heroica lucha que el Eje de la Resistencia está dando contra el sionismo por la liberación de su país. Es, por tanto, una intervención terrorista directa, y alineada con las genocidas fuerzas sionistas.

Hoy en Palestina se está librando una lucha decisiva en el acelerado proceso de colapso de la hegemonía mundial del Occidente Colectivo, del eje anglosajón y de la OTAN. El imperialismo yanki responde, como siempre, con una escalada de violencia que parece no conocer límites. Hoy se desarrolla un genocidio contra el pueblo palestino, favorecido por el veto de EE UU a una resolución a favor de una tregua en el Consejo de Seguridad, y ese genocidio no lleva a una intervención tajante de la llamada “comunidad internacional”. Pero cuando se afectan intereses económicos del sionismo se conciertan todos los enemigos de la humanidad para proteger esos intereses.

El pasado 5 de noviembre murió, a los 88 años, Enrique Dussel, argentino de nacimiento y mejicano de adopción. Fue el creador de la Filosofía de la Liberación, íntimamente ligada a la Teología de la Liberación.

"La historia de la filosofía y la historia de las ciencias sociales muestran con diáfana claridad que en el marxismo nada hay que se parezca al “sectarismo”, en el sentido de que sea una doctrina fanática, petrificada, surgida al margen del camino real del desarrollo de la civilización mundial. Al contrario, el genio de Marx estriba, precisamente, en haber dado solución a los problemas que el pensamiento más avanzado de la humanidad había planteado ya. Su doctrina surgió como la continuación directa e inmediata de las doctrinas de los más grandes representantes de la filosofía, la economía política y el socialismo.

La doctrina de Marx es omnipotente porque es exacta. Es completa y armónica, y brinda a los hombres una concepción integral del mundo, intransigente con toda superstición, con toda reacción y con toda defensa de la opresión burguesa. El marxismo es el heredero legítimo de lo mejor que la humanidad creó en el siglo XIX: la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés."

Esta larga cita de Lenin, extraída de su conocido artículo "Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo", escrito en 1913, nos indica claramente que el marxismo-leninismo es una teoría revolucionaria en constante evolución y reelaboración. Es una teoría que aspira a tener un estatus científico por su rigor autocrítico y su método dialéctico materialista, contrastado constantemente con la práctica revolucionaria real de las masas proletarias.

En el juego a muerte que el capital desata contra la humanidad en estos momentos, la Guerra que engorda en el escenario mundial y la Violencia contra las condiciones de vida de la fuerza de trabajo, tienen cada vez una tendencia más pronunciada a barrer al conjunto de “izquierdas del sistema” del protagonismo político.

Sólo la guerra recurrente se ha mostrado eficiente a lo largo de la historia del capitalismo para limpiar capitales obsoletos en gran escala y empezar un nuevo gran ciclo de acumulación. El problema es que la destrucción tiene que ser cada vez más grande para compensar el tamaño cada vez mayor de la gangrena y ficción de la economía capitalista – de sobreacumulación de capital sin posibilidades de valorización -, a la cual no le basta con guerras parciales, localizadas o “de pequeña escala”, sino que necesita una nueva guerra de dimensiones globales.

Así lo enunciaba (y anunciaba) ya Henryk Grossmann, en 1929: “El imperialismo se caracteriza tanto por el estancamiento como por la agresividad. Estas tendencias tienen que explicarse en su unidad; si la monopolización causa estancamiento, ¿cómo podemos explicar el carácter agresivo del imperialismo?

De hecho, ambos fenómenos tienen sus raíces en última instancia en la tendencia a la descomposición, en una valorización imperfecta debido a la sobreacumulación. El crecimiento del monopolio es un medio para mejorar la rentabilidad mediante el aumento de los precios y, en este sentido, es solo una apariencia superficial cuya estructura interna es una valorización insuficiente vinculada a la acumulación de capital.

El carácter agresivo del imperialismo también se deriva necesariamente de una crisis de valorización. El imperialismo es un esfuerzo por restaurar la valorización del capital a cualquier precio, para debilitar o eliminar la tendencia a la ruptura.

Esto explica sus políticas agresivas en el país (un ataque intensificado a la clase trabajadora) y en el extranjero (un impulso para transformar naciones extranjeras en afluentes).

Esta es la base oculta del estado rentista burgués, del carácter parasitario del capitalismo en una etapa avanzada de acumulación. Debido a que la valorización del capital falla en los países en una etapa dada y más alta de acumulación, el tributo que fluye desde el extranjero adquiere una importancia cada vez mayor. El parasitismo se convierte en un método para prolongar la vida del capitalismo.

La clase obrera y sectores populares de Andalucía este 4 de diciembre no tiene nada que celebrar, pero sí mucho que reivindicar. Desde décadas atrás la burguesía ha venido imponiendo un modelo productivo que se basa en desmantelar todo el tejido industrial andaluz, ceder la soberanía agroalimentaria a favor de compañías transnacionales y dejar reducida la producción agrícola a una agricultura de exportación caracterizada por una brutal sobreexplotación de trabajadores y trabajadoras, sobre todo inmigrantes, condenando al mundo rural a la mendicidad, la emigración y el despoblamiento; reconversión de la pesca y la minería que ha llevado a estos sectores a casi su total desaparición. En resumidas cuentas, se ha sometido al pueblo trabajador andaluz a una reconversión brutal impuesta por la Unión Europea al servicio de los intereses de la oligarquía nacional y foránea, asociadas a grandes monopolios. Han convertido Andalucía en un parque temático de turismo barato a costa de condiciones de sobreexplotación para los trabajadores y trabajadoras de la hostelería, así como a quienes desempeñan su labor en el sector de servicios, comercio, asistencia a domicilio, etc. Al tiempo que se destruye el litoral. Promoviendo, además un alza de precios en necesidades básicas como, alimentación, electricidad, combustibles, créditos hipotecarios y la vivienda, que son utilizados con fines especulativos, una precarización sin límites que recae, como siempre, sobre la clase obrera.

En Andalucía, los intereses oligárquicos, ponen en peligro la propia vida, al destruir el nicho ecológico, destrucción de los humedales y masas forestales, así como esquilmación de los recursos hídricos, para dar continuidad a un modelo agrícola industrializado al servicio de monopolios, e imposición de un modelo energético denominado verde, que atenta contra el medio a través de la construcción de macro plantas fotovoltaicas y eólicas.

El 6 de diciembre de 1978, con la aprobación en referéndum del proyecto de Constitución, se consolidó el nuevo marco de dominación del bloque oligárquico-burgués, pasando del fascismo a la monarquía parlamentaria, como nueva forma histórica concreta de la dictadura del capital en el Estado español.

Solo fue eso, nada de democracia, ni recuperación de la soberanía popular, como se sigue situando desde los órganos de propaganda del poder burgués. Ese día, únicamente vio la luz el nuevo marco de dominación necesario para la incorporación de los monopolios españoles al mercado europeo a través de la posterior entrada en la Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea), y a la alianza militar y terrorista de la OTAN.

Décadas después, una somera evaluación de lo que ha supuesto este proceso de internacionalización del capitalismo español, y su nueva participación en el proceso de división internacional del trabajo, bajo la disciplina de los intereses y necesidades del gran capital europeo y norteamericano, deja un rastro de desindustrialización, privatizaciones, penetración del capital extranjero y destrucción del territorio que, unida a la presencia de las bases USA y la pérdida de la soberanía monetaria, convierten al Estado español en un apéndice de los verdaderos centros de poder en Washington y Bruselas que son los que realmente dictan las líneas generales y estratégicas del desarrollo económico, social, cultural y territorial.

Aquellos “padres de la Constitución” que, durante la llamada “Transición” (curiosa denominación para lo que en realidad fue la Segunda Restauración Monárquica, diseñada a imagen y semejanza de la Primera Restauración de 1874 a 1931), asumieron la responsabilidad de elaborar el marco legitimador para un nuevo ciclo de dominación del capital en el Estado español, lo hicieron exactamente bajo los mismos intereses de clase de quienes promovieron el golpe de estado fascista el 18 de julio en 1936.

Con el pretexto de abrirse a un nuevo periodo histórico “modernizador”, además de ahogar en sangre la lucha obrera y popular antifascista, las luchas de liberación nacional, no solo intentaron poner punto final a la memoria republicana, antifascista, de resistencia y liberación nacional de los pueblos y naciones oprimidas del Estado español, sino que decretaron una amplísima amnistía a favor de todos los asesinos y torturadores del período de la dictadura franquista y la llamada “Transición”.

“En cuestión de pobreza y precariedad, mujeres, jóvenes y migrantes siguen en primer plano"

El filósofo Aristóteles, en una de sus muchas sentencias, afirmó que “lo que con mucho trabajo se adquiere, más se ama”. Pareciera pues, que el capitalismo actual, decadente, decrépito, se hubiera afiliado al peripatetismo aristotélico para, en nombre de su “infinita bondad” y altruista “tutela”, hacernos amar las cosas (mercancías) por encima de todo lo demás.

Los datos lo dejan claro. Cada vez hay que trabajar más para tener menos. Según la consultora Adecco, cada trabajadora o trabajador, perdió solo en 2022 un 4 % de su poder adquisitivo. Esto aun teniendo en cuenta las subidas salariales. Desde el 2017, la pérdida acumulada sería de unos 523 euros anuales por cabeza.

El problema añadido a estos fríos datos es que, como de sobra sabemos por propia experiencia aristotélica, la adquisición de aquellos productos necesarios, no suntuarios, superficiales o fútiles, los que sirven para mantener firme nuestra base piramidal maslowiana, han sido los más afectados por la subida de precios.

Los alimentos aumentaron su coste un 14,7 % en 2022.  En 2023, las patatas subieron un  17,9 %, la carne de porcino un 10,5 %, los alimentos para bebé 10,4 %, el pescado y marisco seco ahumado un 10%,  el aceite de oliva…

Otro de los pilares básicos que permiten la reposición de nuestra fuerza de trabajo es la vivienda. Respecto a esto, un informe de Fotocasa, el portal inmobiliario, afirma que en la última década, las rentas de alquiler han aumentado un 51,4%; mientras que en los últimos siete años (hasta 2022),  el precio medio de la vivienda nueva y usada se revalorizó un 31 %. La tasadora Euroval pronostica que el precio de la vivienda seguirá creciendo hasta 2025, un 6%.

En relación a esto, la escalada de tipos de interés ha disparado el euríbor. Para quienes tuvieron la suerte de adquirir en propiedad una vivienda, las hipotecas a tipo variable se han encarecido entre 2022 y la actualidad un 50%.

El 20 de noviembre de 1975 moría en el hospital de La Paz el dictador fascista Francisco Franco Bahamonde, tras una larga agonía a manos su yerno Cristóbal Martínez Bordiú, marqués de Villaverde, y el resto de médicos a sus órdenes (Vicente Pozuelo Escudero y Vicente Gil García, médico privado del dictador). La idea era mantener al sátrapa con vida hasta el 26 de noviembre, momento en que se realizaría el cese de Alejandro Rodríguez de Valcárcel, presidente de las Cortes y del Consejo del Reino. Cabe recordar que este último organismo era el responsable de tomar el mando en caso de fallecimiento del jefe de Estado. El cadáver del dictador estaba demacrado, lo cual era indicativo de que se había intentado alargar su agonía artificialmente para asegurar la supervivencia de un Gobierno en descomposición.

Nada más que esto es el fascismo: la dictadura más reaccionaria y chovinista del capital financiero. Todo lo demás es pura retórica vacía: la lucha por la soberanía y el progreso, en contra de la decadencia moral; la apuesta por lo público y por el hermanamiento de la nación, etc. Nada de eso. El fascismo es hambre, tortura y represión. Ni siquiera entre los miembros del Gobierno fascista había respeto o amistad, solo ansias de poder político y económico. El fascismo es la representación de la mayor decadencia de la especie en términos de construcción social porque no es más que consecuencia de una crisis sistémica del modelo de producción capitalista que una «democracia» burguesa es incapaz de gestionar.

Francisco Franco Bahamonde muere, pero no con él la amenaza fascista. Estos días se ha podido ver cómo manifestantes contra la amnistía agredían a policías portando banderas de España en sus numerosas variantes (con el escudo borbónico, con el Toro de Osborne y con el águila de San Juan), así como banderas con la cruz de Borgoña, acompañadas con cantos y gritos fascistas y nazis. Mientras la policía agrede manifestantes antifascistas por delito de odio (golpes, detenciones ilegales, etc.), los manifestantes fascistas son los que agreden a la policía con total impunidad. El fascismo está tan arraigado en la estructura estatal que una «demócrata» como Esperanza Aguirre acudió a esas manifestaciones con orgullo.

El fascismo sigue siendo una realidad en el Estado español, mucho más allá del auge de Vox y otros grupos afines. El fascismo está institucionalizado en el poder judicial, en el ejecutivo y en el legislativo porque una «democracia» burguesa siempre necesita una vía de escape que reprima posibles insurrecciones y, en último término, una Revolución Socialista. Solo bajo la forma de una República Socialista de carácter Confederal se podrá limpiar el Estado de la carroña fascista.

¡FUERA FASCISTAS DE NUESTROS BARRIOS!

¡NO PASARÁN!

Secretaría de Memoria Histórica y Lucha Republicana

Se materializa la continuidad del gobierno de la socialdemocracia para mantener en la desmovilización y el empobrecimiento progresivo al pueblo trabajador frente a las ganancias del capital. La alianza PSOE-SUMAR no solo se sustenta en esta ocasión por las fuerzas socialdemócratas y reformistas del Congreso, también cuentan con el apoyo de la derecha nacionalista. El nuevo gobierno no varía ni un milímetro la senda del anterior Ejecutivo, nace determinado por su sometimiento a los intereses dictados por la Unión Europea y la OTAN, intereses que no son otros que los del capital y la guerra imperialista. A su vez, se acrecientan las confrontaciones internas de las formaciones que lo componen. En el PSOE sus facciones más conservadoras se levantan airadamente contra los pactos con el nacionalismo, mientras que SUMAR muestra su naturaleza individualista y sin principios por las luchas de poder entre PODEMOS e IU-PCE, acólitos de Yolanda Díaz. No nos equivocamos al afirmar que el escenario parlamentario emanado del 23J no ha hecho más que reforzar las conclusiones que el PCPE viene plasmando en sus comunicados y publicaciones y confirma las dificultades para recomponer la aritmética parlamentaria del bloque de poder.

La coyuntura muestra un horizonte en el que las consecuencias generadas por este sistema agonizante son incuestionables y atacan directamente a la vida de la clase trabajadora. En el contexto internacional de crisis general del capitalismo, se aboca a la Humanidad a un escenario de empobrecimiento, de sobreexplotación de su fuerza de trabajo, de saqueo de los recursos naturales, de guerra y de terror. Se multiplican las agresiones a los pueblos soberanos, a través de las armas, de la guerra tecnológica y del bloqueo; el genocidio y el crimen gozan de absoluta impunidad entre las instituciones internacionales; se esquilman los bosques, los campos, los mares y los acuíferos, el capital desangra la naturaleza con sus garras criminales.

La guerra en Ucrania es un ataque estratégico de la OTAN contra Rusia, y todo lo que este país representa en términos geopolíticos. En segundo plano es, también, una guerra contra China. La propaganda de los medios corporativos oculta esta realidad, con mentiras y manipulaciones. Un consejo: no veas la televisión.

Los carniceros de Kiev ni representan a nadie ni deciden nada. Entregan a su pueblo a una muerte brutal, al tiempo que su país va siendo tomado por los fondos buitre y los monopolios yanquis. Es la lógica del imperialismo, que necesita en cada caso de una oligarquía local que legitime su barbarie, y colabore al sometimiento de su propio pueblo.

EL OCCIDENTE COLECTIVO COMO SUJETO EN DECADENCIA

El Occidente Colectivo -el eje anglosajón y la OTAN-, que siente cerca su final como bloque hegemónico mundial, desata la violencia más letal que le facilita hoy su alto desarrollo industrial y tecnológico. En el capitalismo, el magnífico desarrollo de las fuerzas productivas es utilizado para la muerte, y no para la vida. Se expresa, también de esta forma, la barbarie del sistema actual, frente a la nueva civilización socialista que está empujando por venir.

CIA, NSA, MOSHAD, MI6, CNI, etc., son los servicios secretos de la muerte, que extienden su terror a todos los pueblos.

Guerras de conveniencia, golpes de Estado, magnicidios, todo le vale a este sistema moribundo. El asesino siempre es blanco, creyente cristiano, racista, hetero, y occidental. Las víctimas: Lumumba, Ché, Sankara, Kadafi, Cabral, Bishop, Hani …. Los pueblos que alcanzarán la victoria.

Este Occidente Colectivo carga en su historia con un pesado fardo: cruzadas, inquisición, esclavitud, colonialismo, Hirosima y Nagasaky, Fukusima... Ahora a ese fardo se añade el nazifascismo ucraniano y el nazifascismo sionista. Una carga excesiva para unas estructuras ya con debilitada capacidad de resistencia. El colapso.

En lo ideológico se levantan nuevos paradigmas. Ya no Disney, ya no Coca-Cola, ya no Wounded Knee, ya no american way of life, ya ni Myflower, emerge un mundo nuevo. Los “buenos” de siempre andan bien jodidos. Pierden su capacidad de engaño a ojos vista.

Subcategorías

ESTO SON LOS DETALLES DE LA CATEGORÍA "Actualidad"

uyl_logo40a.png