En pleno Estado de Alarma, hoy hemos visto como los transportes públicos de las principales ciudades industriales del estado español, amanecían abarrotadas de trabajadores y trabajadoras intentando llegar totalmente desprotegidos a sus centros de trabajo.

Este es el ejemplo máximo de la irresponsabilidad por parte del gobierno del estado y de las administraciones en general, a la hora de aplicar medidas que eviten que la pandemia de COVID-19 acabe infectando y matando a miles de personas.

Nuevamente asistimos atónitos al espectáculo que ponen ante nuestros ojos los gestores del capitalismo, con este desordenado e innecesario trasiego de trabajadores hacinados en vagones camino de sus fábricas para seguir siendo explotados sin medida de protección alguna frente a la pandemia.

Es por eso que desde el PCPE y haciendo un llamamiento a la clase obrera y los sectores populares, hacemos públicas las siguientes exigencias a este gobierno, que por desgracia nos ha tocado en la gestión de esta terrible pandemia:

- Decretar el cierre absoluto de todas las fábricas del estado, cuya producción no sea estratégica en este momento para combatir la pandemia de COVID-19, por ejemplo, fábricas de automóviles, electrodomésticos, etc, enviando a sus casas de manera inmediata a los y las trabajadoras sin privarles de sus derechos de cotización, salario o vacaciones.

- Reducir la producción en los sectores estratégicos de la industria, los servicios y la logística, hasta el mínimo necesario que permita abastecer de alimentos, medicamentos, productos de higiene, combustibles, electricidad, bienes de primera necesidad, reparación de equipos y vehículos, sanidad, bomberos, etc, con el fin de minimizar la presencia de trabajadores en los centros laborales.

- Regulación del transporte público evitando las aglomeraciones de personas y que sólo lo usen estrictamente quienes formen parte del personal productivo estratégico, dando prioridad a los transportes que supongan un menor abarrotamiento, como por ejemplo taxis y autobuses, frente a trenes o aviones.

- Intervención del estado en régimen de confiscación, de todas las empresas privadas cuya producción sea estratégica para la lucha contra la enfermedad y el abastecimiento de la población. Será por tanto el estado, en colaboración directa con los comités de empresa y con los trabajadores donde no exista comité de empresa, quien organice la producción, regulando de manera drástica tanto la fuerza de trabajo como el nivel productivo.

- Sanciones económicas ejemplares, incluyendo la detención, para cualquier empresario que se niegue a dar garantías sanitarias a sus trabajadores, derechos de cotización, salario o vacaciones, y para aquellos que se nieguen de algún modo a que sus empresas sean confiscadas por el estado.

- Lanzamiento de un paquete de ayudas económicas para los trabajadores y trabajadoras afectados por el estado de alarma, que se haga extensible a autónomos/as y pequeños productores, protegiendo al cien por cien unos ingresos básicos mensuales.

- Eximir de acudir a su centro de trabajo a cualquier trabajador o trabajadora que sea considerada persona de riesgo frente a la enfermedad o tenga familiares con los que conviva que sean también del grupo de riesgo, por ejemplo, personas con enfermedades o ancianos, trabaje en el sector que trabaje, incluso estratégico, manteniendo sus derechos de cotización, salario y vacaciones.

Estás deberían ser al menos las medidas básicas de obligado cumplimiento para cualquier gobierno con un mínimo sentido de responsabilidad con su pueblo. Lamentablemente vivimos en el peor sistema posible para enfrentar una crisis sanitaria de esta magnitud. El capitalismo es totalmente ajeno al sufrimiento de las personas y por lo tanto este sistema siempre antepondrá los beneficios económicos a la salud y el bienestar del pueblo.

Solo la unidad de la clase, la disciplina consciente de todos nosotros y nosotras confinándonos en casa de manera responsable, la fortaleza ante la defensa de nuestros derechos como trabajadores y trabajadoras y nuestra exigencia para poner todo al servicio de la clase obrera, serán garantía de éxito en la lucha con esta terrible pandemia de oscuros orígenes.

Tras vencer esta batalla entre todos y todas, tocará organizarse en la calle para terminar de una vez por todas con este sistema capitalista que nos condena a la miseria e incluso a la muerte y caminar hacia un modelo preparado para afrontar con garantías cualquier problema de la magnitud que sea, caminar por tanto hacia el Socialismo- Comunismo.

Yuri Peréz Román

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