Yolanda Díaz y Sumar dan un paso más en el proyecto revisionista iniciado por Santiago Carrillo y el eurocomunismo

La imposibilidad actual del capitalismo de revertir la tendencia a la caída de la rentabilidad empresarial y la dificultad creciente de mantener el ciclo generalizado de reproducción ampliada del capital, determina su realidad y le condiciona a todos los niveles.

Esta baja tasa de ganancia, no ya de la pequeña burguesía aceleradamente proletarizada, sino de las grandes corporaciones y  monopolios, no da margen a políticas orientadas a continuar satisfaciendo las conquistas que en materia laboral, sanidad, cultura, educación, bienestar comunitario, jubilaciones…le había arrancado la clase obrera a lo largo de décadas de dura confrontación en el marco de la lucha de clases. La sostenibilidad de la única razón de ser de la burguesía (reproducir el capital y aumentar la tasa de ganancia), impone crecientes procesos de sobreexplotación y saqueo. En el capitalismo, por razones estructurales que van mucho allá de la avaricia y maldad de determinados oligarcas sin escrúpulos, no hay límite ético, ni fronteras a la codicia concentrada en cada vez menos bolsillos.

Este que conocemos y vemos como impone la pobreza y la guerra, es el único capitalismo existente, el único posible. Se equivocan quienes siguiendo la estela discursiva de Yolanda Díaz, proclaman que “la economía social demuestra que es posible superar un sistema económico despiadado” y construir un capitalismo “más justo, sostenible y solidario ya, ahora mismo”. ¿De qué hablan? Meras ilusiones pequeño burguesas de quienes aspiran a seguir sosteniendo su posición social privilegiada, su “jardín” particular de consumo, a costa de la sobreexplotación obrera y el saqueo del Planeta y los pueblos saqueados por el Imperialismo

El pacto social y la conciliación de clases, del que participan entusiastamente quienes tienen como único referente social posible el poder de la burguesía, ya solo puede orientarse a favor del Capital. Acuerdo tras acuerdo, la aceptación del mal menor se impone como una losa que, más allá de las consecuencias ideológicas y en la organización de la clase obrera, se traduce en una creciente pobreza determinada por la desvalorización de la fuerza de trabajo, paro, precariedad y temporalidad. El Capital lo necesita todo, y en la irreconciliable contradicción con el Trabajo, su prioridad absoluta es desarbolar la capacidad de organización y lucha de la clase obrera, tanto en el campo político, como sindical y social.

Desenmascarar la dominación ideológica que permite sostener aun amplios consensos sociales en torno a esta sociedad, dividida en clases y fundamentada en la explotación, como la única posible, es una prioridad absoluta para retomar la senda del progreso social y la emancipación del pueblo trabajador. De lo contrario, el único escenario creíble es el de una progresiva y acelerada espiral de deterioro material de las condiciones de vida de la inmensa mayoría social que, con su trabajo, sostiene los privilegios y la cuenta de resultado de la burguesía y, al mismo tiempo, la estructura del Estado.

Consecuentemente, es en esta lógica inserta en la lucha de clases, donde encontramos la razón del liderazgo de Yolanda Díaz y el proyecto de Sumar, como apuesta sistémica definitiva para tratar de disolver las herramientas políticas propias del movimiento obrero e insertar, lo que quede de él, en un nuevo referente donde la aspiración a un cambio radical de sociedad queda definitivamente descartado.

Igual que en 1914, al inicio de la I Guerra Mundial, el capitalismo en crisis, para alinear al conjunto de la sociedad en torno a su existencia, por muy miserable y violenta que sea, requiere del disciplinado concurso de la socialdemocracia que desmovilice a la clase obrera.

La socialdemocracia heredera de la II Internacional (PSOE), habiendo abandonado cualquier veleidad marxista hace ya muchas décadas, y absolutamente integrada en la gestión responsable de los intereses exclusivos del Gran Capital y sus principales instituciones (OTAN, UE, FMI, OMC…), se constituye como referencia inequívoca de la Casa Común de la socialdemocracia con la que está llamado a converger todo el campo del reformismo que se sitúa a su izquierda.

IU, PCE y PODEMOS, junto a todas las estructuras que les satelizan y el llamado nacionalismo progresista (ERC, Bildu, Compromís…), no tienen otra opción que referenciar su existencia hacia el único propósito de facilitar los gobiernos del PSOE.

Décadas de renuncias y pactos encubiertos con el miedo de la reacción y las ilusiones de “sorpassos”, confirman la liquidación orgánica, política e ideológica de lo que en su día fue el PCE y hoy ya no es más que una pieza del complejo entramado tejido por la burguesía para sostener su poder político y la dominación de clase..

Ninguna frase hueca, llena de significantes vacios, repitiendo hasta la saciedad la palabra ilusión en medio de muchos aplausos y sonrisas, podrá tapar el día a día de millones de trabajadoras y trabajadores que viven en la pobreza porque sus ingresos no dan para llegar a final de mes con todas las facturas pagadas y la nevera llena. Sus mentiras tienen las patas tan cortas como la prometida estabilidad laboral de su Reforma Laboral.

Frente a la liquidación, es necesario levantar las herramientas del movimiento obrero y recuperar su papel protagónico en el desarrollo social

Unidad, Lucha y Solidaridad sustentada en acuerdos políticos concretos que convoquen a las masas para enfrentar la ofensiva sin límites del Capital.

Es la hora de la clase obrera y del pueblo organizado en defensa exclusiva de sus intereses y necesidades, asumiendo el papel de sujeto político del cambio. Necesitamos levantar referencias claras de confrontación y, en ese sentido, Francia con sus movilizaciones sostenidas y sus más de diez huelgas generales convocadas, es la referencia inequívoca para hacer girar el rumbo de la Historia. Ni un paso atrás en nuestros derechos. La crisis capitalista que la paguen los ricos y no la clase obrera.

Organizarse en el PCPE y la JCPE es una necesidad para hacer avanzar este proyecto y fortalecer el conjunto de estructuras que lo conformarán. Sin Partido Comunista interviniendo decididamente en este sentido, no hay espacio para la necesaria contraofensiva obrera y popular que es tan urgente en este momento histórico en el que la vida es lo que está en juego.

Abril, 22 y 23 de abril de 2023

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