En los últimos años, cada vez que se acerca una convocatoria electoral en el reino de los corruptos Borbones, vemos cómo en mayor medida, para pedir el voto tienen cabida campañas absolutamente vacías de debate y carentes del contraste de programas (contenido sí que tienen: ideología burguesa a capazos). Campañas centradas en la imagen y los efectos de golpe mediático “made in USA” sin saber bien de qué se habla, lemas centrados en la individualidad: “haz que pase”, “es por ti”... incluso absolutamente enajenados bajo el sentimentalismo del individuo, como los tronchantes y a la vez desdibujados “recuperar la ilusión” o “volver a creer...” (brújula pequeño-burguesa en mano), aunque estos dos últimos ya fuera de campaña, para más inri.

Y más allá de modas o apetencias de lo que suela gustar más o menos a la mayoría, este rumbo responde precisamente a la necesidad del capital de desdibujar la realidad, llevándola a un plano abstracto y alienado. El capitalismo es un fracaso absoluto y un rotundo lastre como sistema, que para pedir el voto en cualquiera de sus formas sucedáneas (extrema derecha, liberales o socialdemócratas de todo pelaje, ya sean morados, rosados u oportunistamente colorados) necesita esconder las miserias que carga sobre nuestras espaldas cada día, y que hemos ido acumulando impuestas por las políticas de la Unión Europea.

Miserías cada vez más agravadas, como el derecho a la propiedad privada de los grandes lobbys inmobiliarios y empresas de vivienda vacacional, por encima del derecho a la vivienda (no solo de la juventud, sino cada vez demás amplios sectores del pueblo trabajador).

Miserias como la destrucción de nuestros derechos como clase: privatización de las pensiones (como impone la Unión Europea), empleos parciales disfrazados de “fijos discontinuos”, falsos autónomos,... en un mercado laboral donde se destruyó nuestra industria y soberanía, para ser el país que sirve copas a media Europa, mientras el turismo de masas seca nuestros campos y provoca sequías y destrucción del territorio.

Miserias como la inversión pública en gasto militar, mientras sube la pobreza y el encarecimiento del coste de la vida: alimentos, luz, agua,... por la desregulación y privatización de los servicios, bajo imposición de la Unión Europea y la OTAN.

En este juego de esconder la patata caliente (mientras la clase trabajadora nos quemamos las manos con la Unión Europea y la OTAN), están todos los partidos del arco parlamentario español, que nos piden el voto para cambiar esta o aquella política puntual en Europa. Centran el debate sobre ser un poquito más socialdemócrata o un poquito más liberal, pero dentro de los márgenes y las coordenadas de las grandes políticas de la miseria que nos impone la UE.

La candidatura del PCPE-PCPC señala con claridad que el problema de nuestras condiciones de sobreexplotación y pobreza son causa directa de nuestra pertenencia a la Unión Europea, el Euro y la OTAN, sin engaños ni vestidos de seda. Nos guste o no, es la realidad que nos toca afrontar, y necesitamos empezar a organizarnos como clase, enfrentada a quienes desde la atalaya de la Unión Europea siguen imponiendo la precariedad laboral, pobreza y guerra a la que nos lleva cualquiera de las formas de gestión dentro del marco de la UE, la OTAN y el Euro.

El voto comunista a la candidatura del PCPE-PCPC el próximo 9 de junio, es una pica clavada en el corazón de la bestia imperialista, que señala directamente sus vergüenzas. Es empezar a deshacer todo ese ovillo de telaraña con la que nos cubren los ojos cada día, para tapar esas miserias. Por ello, hablar de voto útil pidiéndolo para los partidos que apuestan por seguir en una supuesta Unión Europea más social, es volver a enmarañar nuestros ojos con esa telaraña pegajosa, mientras nos siguen mintiendo al oído con la misma cantinela.

El único voto útil, es el voto para organizarnos como pueblo trabajador, para salir de la Unión Europea, de la OTAN y del Euro.

Frente a la Europa de la guerra y de la OTAN, VOTA COMUNISTA,

VOTA PCPE-PCPC.

Francisco Valverde

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