Este es un llamamiento a organizaciones de todo tipo y para todas las personas con conciencia que consideran un deber su participación en los asuntos públicos.

En los últimos meses, hemos visto cómo se producían una serie de acontecimientos que muestran una creciente escalada hacia la participación más directa y abierta de la OTAN en el conflicto en Ucrania, al tiempo que, contemplamos horrorizados la pertinaz campaña del estado de Israel para exterminar o expulsar a la población palestina de las tierras ilegalmente ocupadas por un régimen colonial, de mentalidad supremacista y que se considera dueño de esas tierras por mandato divino.

Al poco de comenzar la guerra, Ucrania ya había sido derrotada y se propuso un acuerdo de paz; sin embargo, EE.UU. y Reino Unido impidieron que se firmara ese acuerdo. Tras mas de dos años de guerra y a pesar de la masiva ayuda Occidental en forma de armas, entrenamiento, inteligencia, operación de sistemas complejos y dirección estratégica, Ucrania esta al borde del colapso; no por falta de armas ni municiones, sino por falta de tropas. Por eso, ha recurrido en los últimos meses a las acciones terroristas, para provocar una respuesta rusa, que sirva de excusa para la intervención directa de la OTAN, única posibilidad de prolongar la guerra, pero de ningún modo supondría la derrota rusa.

Todos los indicios apuntan a que la guerra total es la opción que han adoptado los centros de decisión del estado profundo norteamericano y que, en una carrera suicida, apoyan los países de su esfera, reconocidos como el “occidente colectivo”. En esa lógica, o bien porque Rusia se sienta amenazada existencialmente, o bien porque EE.UU. vea que la OTAN nunca ganará esa guerra, o bien de “forma accidental”, sigue creciendo el riesgo de un conflicto nuclear y el peor elemento de ese riesgo es la existencia en las altas esferas del poder en los EE.UU. de quienes alardean de que ganarían en un conflicto nuclear y animan a provocarlo.

Cualquier militante comunista que ha empezado a organizarse y adquirir conciencia revolucionaria durante su juventud ha escuchado alguna vez un comentario del estilo: “Yo de joven era de izquierdas, pero con el tiempo maduré”. Sin embargo, parece que, en los últimos tiempos, ser joven y de izquierdas ya no está tan de “moda”.

Las últimas elecciones al Parlamento Europeo han lanzado algunos datos sobre el porcentaje de voto juvenil1 que ha votado a la extrema derecha y al fascismo, unos porcentajes que han hecho saltar las alarmas.

Es una cuestión compleja y con múltiples factores, pero atendiendo a un análisis materialista y dialéctico, lo que queda claro es que es incorrecto e injusto culpar a la juventud del avance de las posiciones reaccionarias en su seno.

La crisis general del capitalismo nos aboca a un futuro bastante negro: tambores de guerra y genocidios en directo, ritmos de trabajo frenéticos, un planeta dando señalas cada vez más claras de su agotamiento, imposibilidad de acceder a una vivienda digna, la salud mental en jaque, salarios que no llegan ni si quiera para reponer la fuerza de trabajo y un largo etcétera.

Hay un pensamiento instalado en esta sociedad, y es que las generaciones venideras tendrán peores condiciones de vida que las de nuestras madres y padres. Ese ascensor social que vendía el capitalismo a través del estado del bienestar está quedando retratado generación tras generación, la falsa meritocracia burguesa y las salidas individuales a las crisis del capital entran en la batalla de ideas que las y los revolucionarios debemos combatir.

La burguesía necesita crear enemigos dentro de la propia clase obrera y el fascismo juega un papel muy efectivo mediante el ataque a cualquier forma de organización colectiva, la defensa a ultranza del nacional catolicismo, el belicismo, culpando a las migrantes por la falta de trabajo y a las mujeres por los avances del feminismo y por poner en peligro al “hombre blanco heterosexual”.

He dicho que hemos hecho innumerables tonterías, pero debo decir también algo en este aspecto de nuestros adversarios. Si éstos nos reprochan y dicen que el propio Lenin reconoce que los bolcheviques han hecho muchísimas tonterías, yo quiero responder: es cierto, pero, a pesar de todo, nuestras tonterías son de un género completamente distinto que el de las vuestras. Nosotros no hacemos más que empezar a estudiar, pero estudiamos con tanta regularidad que estamos seguros de obtener buenos resultados”. CINCO AÑOS DE LA REVOLUCIÓN RUSA Y PERSPECTIVAS DE LA REVOLUCIÓN MUNDIAL. Informe pronunciado ante el IV Congreso de la Internacional Comunista el 13 de noviembre de 1922.

El participar en unas elecciones europeas no es ninguna tontería, aunque el resultado no acompañe. Tampoco lo ha hecho para otras formaciones promocionadas por el sistema y que han dispuesto de toda la publicidad en radio y televisión. Las entrevistas al “gran hermano” de Frente Obrero es una muestra de ello.

Los ultraizquierdistas de salón nos acusarán de tontos por participar en unas elecciones europeas, como si Lenin no lo dejara claro ya en toda su obra: «los bolcheviques hemos actuado en los parlamentos más contrarrevolucionarios, y la experiencia ha demostrado que semejante participación ha sido, no sólo útil, sino necesaria… para preparar la segunda revolución burguesa (febrero de 1917) y luego la revolución socialista (octubre de 1917).»

Aclarado el confusionismo a que revisionistas, semianarquistas y ultraizquierdistas de salón propagan sobre la participación en las elecciones, hay que centrarse en la realidad de las últimas elecciones europeas.

El primer punto a destacar: el fracaso de la democracia burguesa. La participación ha sido muy baja. La participación media ha sido del 51,08 %, pero es que ha habido países como Croacia (21,35 %), Bulgaria (33,78 %), Chequia (36,45 %), Finlandia (40,40 %), Grecia (41,39 %), Italia (48,31 %), Países Bajos (46,18 %) o Portugal (36,52 %), donde la mitad más uno ha quedado lejísimos. ¿Se pueden validar unas elecciones con esta participación? ¿O solo se critica a las elecciones de Venezuela?

El 30 de mayo, el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, publicó una carta dirigida a los estudiantes de las universidades estadounidenses que protestaban contra la guerra genocida israelí en Gaza.


El título de la carta era “Están ustedes en el lado correcto de la historia, cuyas páginas están pasando ante nosotros”.

Entre sus consejos hubo una declaración sobre el papel de los medios de comunicación: La élite sionista global —que posee la mayoría de las corporaciones de medios estadounidenses y europeas o influye en ellas a través de financiación y sobornos— ha calificado este valiente y humano movimiento de resistencia como “terrorismo”.

Para oídos occidentales, esto puede parecer una explicación exagerada o simplista de cómo funcionan los medios. Pero examinemos los diversos elementos del sistema mediático y cómo influyen en ellos.

Lo primero que cabe señalar es que quizás el elemento más importante que marca el tono de la cobertura en los medios occidentales es el papel de las fuentes oficiales a la hora de definir qué es violencia legítima e ilegítima.

Así, en el caso de Palestina, las fuentes del régimen sionista tienen una ventaja inherente sobre las de la resistencia o incluso sobre los palestinos en general.

Estudiar el sesgo de los medios

Todo estudio decente sobre los medios occidentales concluye lo mismo. Por ejemplo, el trabajo de Greg Philo y Mike Berry en su serie de libros que incluyen Bad News From Israel (Malas Noticias de Israel) y More Bad News From Israel (Más Malas Noticias de Israel), y más recientemente un estudio sobre la cobertura de Gaza.

La reciente muerte de Greg nos priva de uno de los críticos más consistentes de la idea de que los medios de comunicación tienen prejuicios contra el régimen israelí.

Estas prácticas institucionales son la razón por la que vemos la abrumadora cobertura generalizada de inventos sionistas como la afirmación de los 40 bebés decapitados o la tesis de la violación masiva o incluso la afirmación de que “HAMAS mató a 1200”.

Estos han sido desacreditados una y otra vez desde los acontecimientos del 7 de octubre, pero aún conservan un dominio significativo en la imaginación occidental.

Los resultados electorales del pasado 9 de junio tienen diversos factores que podríamos analizar por separado, pero que, en su conjunto, lanzan un mensaje muy claro: el declive de la Unión Europea como proyecto político de la burguesía europea.

En este sentido, y a la luz de nuestros propios resultados, cada vez es más evidente la necesidad de conformar una alternativa que, también en lo electoral, articule la necesaria contraofensiva obrera y popular contra la agresión creciente de la oligarquía a sus intereses y necesidades.

El fascismo y la extrema derecha avanzan en todos los terrenos, el ascenso de las posiciones reaccionarias en el campo electoral es la consecuencia de la impregnación de la ideología dominante de la burguesía en amplias capas de la clase obrera.

La Unión Europea está en un proceso inevitable de pérdida de hegemonía política y económica, lo que implica cada vez, una mayor subordinación de sus intereses al imperialismo de los Estado Unidos. Un proceso de degradación que se encamina a cumplir con los mandatos de los EE. UU., los cuales tienen desplegados cien mil soldados y las 275 bases en el territorio de la UE por si a alguien se le ocurre poner en duda sus intereses: continuar con la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania hasta el último ucraniano/a y hasta el último europeo/a si es necesario, permitir el genocidio del pueblo palestino sin ningún tipo de reacción y debilitar la economía de la zona euro.

En este contexto, donde los cañones de guerra cada vez suenan más cerca de nuestras puertas, el capitalismo, una vez más, necesita alentar al fascismo, azuzar a la bestia de la reacción para evitar una movilización de masas que ponga en jaque la única alternativa que tiene el imperialismo para sobrevivir: la guerra. Una guerra a la que no irá la princesa Leonor, si no los hijos y las hijas de tu vecina y de tu compañero de trabajo.

Desde la Planta 9 del Hospital Provincial el tiempo pasa muy lento, casi se para a ojos del paciente, que recobra todo el sentido original de su palabra. Paciente no es sólo quien sufre la enfermedad en sus carnes, sino también las personas allegadas, familiares, que dejan pasar las horas esperando una mejoría.

Aquí es quizás donde más se palpa la frase de “sólo el pueblo salva al pueblo”. El pueblo aquí son las y los profesionales que, además de profesionalidad, destilan humanidad, cercanía, esperanza, cariño. Esas cualidades hacia aquella persona desconocida, con un número de habitación asignado, pero con nombre y apellidos, a la que se dirigen con toda la amabilidad y ternura porque ellas, con su experiencia y estudios, saben por lo que está pasando el paciente. Ellas, ellos, además de profesionales, también son pacientes. Porque las horas pasan lentas en el reloj, y ellas lo saben.

Lo saben aquí, y también lo saben a 50km de distancia, en nuestro ambulatorio, donde nos atienden los pocos profesionales que nos pueden atender. Hay poca gente que conoce los datos, pero es verdad que los datos son fríos y no nos lo dicen todo. El centro de salud de Palma cuenta con el 50% de la plantilla médica. Ese frío dato lo que nos quiere decir es que la mitad de los médicos están de baja o su plaza está vacante, sin cubrir, mientras otros médicos andaluces tienen que emigrar como en este maldito país llamado Andalucía lleva pasando durante generaciones. Ese frío dato también nos dice que un médico tiene que atender a sus pacientes y a los pacientes de la plaza que está vacante o sin cubrir, el doble de pacientes. Pero también significa que las urgencias, turnos de 24 horas, también tiene que doblarlas, y esas 24 horas de trabajo (de 40 horas semanales) no las puede dedicar por entero a sus pacientes.

 

La manifestación celebrada el 20 de abril bajo el lema “Canarias tiene un límite” en todas las islas de Canarias fue todo un rotundo éxito de movilización. Multitud de personas, colectivos, y sectores sociales acudieron a la manifestación constatando la enorme preocupación que el actual modelo económico, dominado por la actividad turística, provoca entre una gran parte de la población canaria. 

El éxito de la convocatoria estriba en que han dado cauce movilizador a una preocupación, a un malestar latente en el pueblo canario sobre las consecuencias que el actual modelo turístico y, en general, el modelo económico-social con el continuo deterioro del entorno natural de las islas y de la condiciones de vida entre amplísimos sectores sociales del pueblo.

Esta gran manifestación del 20-A, da continuidad de otras que se han producido en defensa del territorio, del paisaje y del entorno natural del archipiélago; un proceso de luchas en defensa activa de entornos naturales que se han visto amenazados por la construcción de infraestructuras que la burguesía intenta desarrollar un modelo económico basado en la degradación, contaminación y especulación de territorios en aras de un creciente proceso de acumulación de capitales. En la medida que para nuestro pueblo, el territorio es parte de su identidad nacional, y de su misma construcción como pueblo particularmente diferenciado, existe una íntima contradicción entre el modelo turístico y los diversos aspectos del modelo productivo, económico y social que la oligarquía y el capital monopolista desarrollan en Canarias.

El resultado de las elecciones del 12 de mayo de 2024 corrobora la tendencia en la recuperación del bipartidismo. En Catalunya, dos fuerzas se consolidan como referentes para conformar gobierno, (la mayoría absoluta son 68 diputados) PSC con 42 diputados podría reeditar el tripartito con ERC (20) y los Comunes (6), que serían socios para una gobernanza acrítica, edulcorada, en continua sintonía para el sopor y la alienación de las masas sobreexplotadas en la crisis sistémica capitalista que nos conduce a la guerra y al autoritarismo. Mientras tanto, la clase política institucional de nuestro país, aburguesada en el pancismo, rehenes del imperialismo yanqui, cierra los ojos ante el genocidio del valeroso pueblo palestino.

JUNTS, la opción de la derecha nacionalista, está inmersa en un proyecto de calado más estratégico.Con sus 35 escaños es segunda fuerza política y aspira a la gobernanza, recomponiendo el entramado socio convergente que en su día representó CiU. Está en una etapa táctica de recuperación del pujolismo autonómico y de unificación de la burguesía nacionalista. Es tiempo para acumular fuerzas, forzados por la represión y la animadversión del Estado monárquico, al derecho de autodeterminación de las naciones que componen el Estado español. Puigdemont necesita sumar y arremeter hábilmente con un doble lenguaje, esgrime el relato independentista a la par que pacta para la normalización y la vuelta al modelo autonómico con el Gobierno del Estado español. Dos relatos divergentes y contradictorios objetivamente necesarios, sin embargo, en la pretendida recuperación para la hegemonía en el parlamento catalán, ahora perdida en detrimento del independentismo.

 

Una primera frase que pudiera resumir lo que más adelante iremos situando, sería que, a pesar de la gravedad de la coyuntura política, económica y social que viven los pueblos de Europa, la gestión de su realidad – de sus intereses y necesidades- la siguen confiando a sus verdugos.

La incapacidad de un sector mayoritario de pueblo, para identificar a los responsables de una realidad marcada por la guerra –aquí y ahora- y por una creciente desvalorización de la fuerza de trabajo, que se traduce en un inagotable ejército de trabajadores pobres, especialmente mujeres trabajadoras, jóvenes y migrantes, a quienes les es imposible llegar a fin de mes garantizando el pago de los gastos que se derivan de la reproducción de su fuerza de trabajo (vivienda, alimentación, transporte, salud y suministros), permite que su criminal dominación de nuestras vidas, aun se mantenga sobre un amplio consenso social.

Divididos en diversas fracciones que representan a las distintas expresiones del capital, la práctica totalidad de las múltiples propuestas del pantone multicolor del arco parlamentario, las que van desde la extrema derecha neofascista a cualquiera de las familias de la socialdemocracia, nos proponen lo mismo. Todas ellas, al aceptar el marco del Capitalismo y de la UE como el único posible, asumen ser los gestores que impongan disciplinadamente todas las exigencias de ajuste fiscal, privatizaciones y economía de guerra, que exige la agenda de los monopolios y el gran capital en Europa.

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