Gestión socialdemócrata: la salud pública sale por la ventana

Desde inicios de la pandemia hemos comprobado como la riña permanente entre beneficio del capital y salud pública se saldaba siempre a favor de la primera, a pesar de que los gestores del gobierno central se reclaman los paladines de lo que ahora llaman “la gente trabajadora” (no vaya a ser que por hablar de clases sociales los tachen de rojos).

Esperar un resultado distinto sería ignorar la historia, puesto que bajo el capitalismo todo el edificio que se levanta se somete a su lógica. La política también, por supuesto, bien con algún tizne más social, bien con otro más liberal.

Los ejemplos de medidas a medias o claramente condicionadas por el mercado y la necesidad de mantener la acumulación capitalista son arrolladores y reflejan en la práctica, al servicio de qué clase está el gobierno de coalición socialdemócrata:

Los principales medios de comunicación saltaron con las noticias sobre manifestaciones violentas, y graves conflictos entre manifestantes y policía en Kazajistán. Lo primero que llama la atención es precisamente el nivel y la resonancia internacional de esas manifestaciones; en todos los informativos mundiales apareció y dieron una amplia cobertura informativa a estas noticias. La otra cuestión que llama mucho la atención es que ocurre un nuevo conflicto en un país limítrofe con Rusia, a semejanza de lo ocurrido en Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, Armenia, Georgia, etc.

Entrando más en detalle, en lo que habría que fijarse es en el origen de las movilizaciones y quiénes las están protagonizando. En este sentido todo apunta que la causa principal de las manifestaciones es la subida de los carburantes, en concreto el precio del gas licuado del petróleo. El 1 de enero culminó un proceso de transición de dos años que ponía fin a los subsidios a ese combustible, y en apenas 24 horas se duplicó el precio. Las protestas pronto derivaron en disturbios, especialmente en el centro económico del país, Almaty. Se sucedieron los choques entre fuerzas de seguridad y manifestantes, y varios edificios gubernamentales ardieron.

Fuentes usualmente bien desinformadas anuncian la Fake New de la inauguración del Metaverso por Mandatarios Autoelegidos para el mandato de la Postverdad. Comunicadores Financiados por la Fuente y Portavoces sin Mensaje de Noticias sin Contenido emiten Atentados de Falsa Bandera, Cortinas de Humo, Globos de Ensayo, Información de Calorías Vacías y Fast Food Espiritual para exaltar Falsimedias y Monopolios Mediáticos alimentados con Big Data y difundidos con Bots. Pantallas espiadas por Cookies obturan los multimedias con Pop Ups imposibles de bloquear; tras todas las imágenes Manipulación Digital y Seducción Subliminal. Redes Antisociales atrapan peces chicos para alimentar a los Gordos; crímenes que no existieron desaparecen con aquél que los denunció. Rumores elevados a la categoría de Primicias sobredimensionadas con Sensacionalismos y Amarillismos abren para el Hit Parade de los eventos el cristal de la Opacidad. El telón de la Autocensura disimula que nada hay que ocultar.

 

A principios de diciembre, o si se prefiere, a finales de este insoportable 2021, año 1 de la nueva normalidad, que es la mierda de siempre pero peor porque hay COVID, se congregaron en Varsovia, invitados por el gobierno Polaco, los líderes de las principales fuerzas políticas de extrema derecha (o derecha extrema, o ultraconservadores, o neoconservadores o patriotas, que es como ellos se autodenominan. Cabe decir que jamás se llamarán por lo que verdaderamente son, ya que para estos grupos, la política es el arte de la simulación, de ocultar el interés de la oligarquía con la máscara del nacionalismo, la tradición o la identidad). Estos próceres de la defensa nacional, entre los que se encontraban Le Pen, Abascal y Orbán, se reunieron como muestra de solidaridad con el gobierno polaco, que encima de luchar por mantener la frontera de Europa a salvo de las hordas de migrantes enviados por los enemigos de occidente, tiene que lidiar con los ataques internos que las élites progres de Bruselas le lanzan contraviniendo su soberanía nacional. Naturalmente esta reunión sirvió también para ir trazando con líneas más gruesas un bloque europeo de extrema derecha que con la bandera de la soberanía nacional acabe con la tiranía del “buenismo progre”, algo que continuarán haciendo ya a principios de 2022 en Madrid por invitación de nuestros paladines nacionales, Vox.

Después de nueve meses, como si de un embarazo se tratara, el próximo día 1 de enero la nueva norma laboral entrará en vigor.

Algunos medios del capital se atreven a decir que mejorará la vida laboral de muchos trabajadores y trabajadoras, otros menos optimistas y más de derechas, dicen que no creará empleo.

Parece que lo único importante es que la patronal, el gobierno y dos sindicatos hayan conseguido ponerse de acuerdo, aún cuando la mayoría sindical de nuestro estado no esté de acuerdo, ni ha sido invitada, ni lo será.

CCOO y UGT nos tienen acostumbradas a espaldas de sus afiliadas y afiliados a llegar a acuerdos sin la participación de los mayores interesados, la clase obrera. La política sindical desarraigada de las asambleas, de la participación de todos. El sistema de el “valor de representación” de todas las y los trabajadores y por enésima vez volvemos a ser traicionados.

En los prácticamente dos siglos de combate radical e irreconciliable entre el proletariado y la burguesía, la principal tarea de nuestro enemigo de clase en el combate ideológico ha sido descalificar el comunismo. Nunca han dudado a la hora de identificar a su enemigo principal, pero tampoco han escatimado recursos económicos y humanos para desarrollar una tarea que saben definitiva.

En todo este tiempo, la imagen, tanto del Comunismo, como de los comunistas y las comunistas, se ha ido modificando y ciertamente, ya son pocos quienes defienden que, como los rusos, tenemos rabo y cuernos, pero siempre ha sido y es, profundamente negativa y cargada de prejuicios injustificables1. Todo tipo de acusación y descalificación ha buscado criminalizarlo y situar su realidad como un infierno para la vida sin espacio para la libertad, el bienestar y la cultura. La más burda manipulación de la verdad destinada a perpetuar la dominación burguesa y su dictadura de clase, es la estrategia usada durante todos estos años.

 

Estamos en la entrada principal del icónico museo Guggenheim de Bilbao, donde todos los días a las 11h se manifiesta el colectivo de trabajadoras de limpieza del museo; en huelga desde junio, luchando por sus condiciones laborales. Hay diferentes grupitos de turistas que se acercan a visitar el museo, algunos se interesan por las reivindicaciones de las trabajadoras y sus consignas.

Como todos los días, también hay policía, para intimidar a las huelguistas a base de amenazas de multa.

Hemos hecho una entrevista a la portavoz de las trabajadoras, "Garbitzaileak borrokan" ("Limpiadoras en lucha"):

P: Después de ya más de medio año de huelga, ¿cómo surgió el conflicto y cuál es la situación actual?

R: Surgió porque ya estamos cansadas. Llevamos muchos años con mucha carga de trabajo, con unos salarios que no nos han subido en 20 años y que no se corresponden con el trabajo que hacemos. Tenemos mucha carga de trabajo, y a raíz de la pandemia, se ha multiplicado por dos. Entonces, ya nos hemos cansado de estar pidiendo que se solucione el tema sin que nos hagan caso, y el 11 de junio decidimos salir a la huelga.

Bajo el anuncio del colapso del sistema se trata de abrir una vía en la que cada vez más vayan fluyendo los fondos a manos privadas.

Es difícil prever el futuro inmediato del sistema público de pensiones si en el análisis de la cuestión solo atendemos a las reformas parciales inmediatas aislando otros elementos que son fundamentales para entender hacia dónde caminamos en este aspecto.

Bajo esta perspectiva, el aumento de las cotizaciones sociales en un 0,6 pareciera una apuesta decidida a la consolidación, refuerzo  y garantía por la sostenibilidad del sistema público de pensiones. Máxime cuando el problema prácticamente había tenido hasta la fecha, la única vía de actuar trasladando la cuestión al gasto y no atendiendo al ingreso.

La salida de la mesa de negociación de la patronal, todavía escenifica mejor esa visión progresista de los acuerdos adoptados.

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